Inicio Venezuela Indonesia busca la cabina del avión accidentado entre fuertes corrientes

Indonesia busca la cabina del avión accidentado entre fuertes corrientes

Los submarinistas se centran en un objeto detectado que piensan que «es una gran parte de la cabina», según el director de Preparación de la agencia de búsqueda y rescate (Basarnas), Didi Hamzar.

Su labor, asistida por localizadores de señales de las cajas negras y sondas submarinas por control remoto se ve obstaculizada por las fuertes corrientes y la escasa visibilidad a entre 30 y 35 metros de profundidad en las aguas cercanas al cabo Karawang, apuntó Didi.

Hasta el momento, ninguna de las víctimas ha sido identificada a través de los restos humanos retirados en 49 bolsas mortuorias, que pertenecen a al menos una decena de personas, según las autoridades, en un siniestro en el que no se han encontrado supervivientes.

Muchos de los familiares ya han abandonado los centros de crisis que se establecieron tras el accidente, mientras que otros acuden al distrito Tanjung Priok de Yakarta para revisar las pertenencias que traen los equipos de rescate.

La tragedia del aparato con número de vuelo JT 610, que desapareció de los radares entre un cielo despejado 13 minutos después de despegar del aeropuerto de Yakarta con destino a Pangkal Pinang, ha levantado sospechas sobre Lion Air a causa de su largo historial de incidentes.

Antes de estrellarse, el avión registro un comportamiento inusual como muestra el registro de altitud y velocidad aerodinámica del portal de rastreo de datos de vuelo Flightradar24.

El comandante solicitó el regreso al aeródromo de la capital, pero no envió una señal de emergencia previa a comenzar a descender a gran velocidad desde cerca de más de 3.000 pies de altura (unos 915 metros).

Además, el director ejecutivo de Lion Air, Edward Sirait, admitió tras el siniestro que la aeronave presentó fallos técnicos en su vuelo anterior aunque aseguró que fueron solventados.

Los datos de Flightradar24 del vuelo previo desde Denpasar, en las isla de Bali, a Yakarta, muestran un descenso de 875 pies (unos 267 metros) durante la fase de ascenso que duró casi medio minuto y tras la que la aeronave se estabilizó.

La primera consecuencia del accidente para la mayor aerolínea de bajo coste del archipiélago indonesio ha sido el cese temporal de su director técnico, después de que lo solicitase el ministerio de Transporte.

El ministro de Transporte, Budi Karya, aseguró tras el siniestro que el avión de Lion Air tenía todos los certificados en regla y había pasado las inspecciones técnicas necesarias; sin embargo, hoy advirtió que espera el resultado de una investigación del Comité Nacional de Seguridad en el Transporte (KNKT).

«Si hay infracciones por parte de la compañía aérea, habrá sanciones estrictas de acuerdo a las leyes y regulaciones», advirtió Budi en un comunicado.

Además, el ministro ordenó el martes la inspección de los 8 aviones Boeing 737 Max 8, el modelo de la aeronave accidentada, que opera actualmente Lion Air y uno de la aerolínea Garuda Indonesia.

Por su parte, la compañía aeroespacial Boeing ha enviado expertos al archipiélago para investigar el primer accidente de este reciente modelo de avión, según el KNKT.

Desde que Lion Air fue fundada en 1999 ha tenido media docena de accidentes menores y uno mortal, el sucedido en 2004 en la ciudad de Solo y donde perecieron 25 personas.

Lion Air abandonó la lista negra de seguridad aérea de la Unión Europea (UE) en junio de 2016 y junto al resto de las aerolíneas indonesias tuvo prohibido volar a Europa desde 2007 hasta junio de este año por incumplir las normas de seguridad comunitarias.

Expertos como el mariscal retirado de la Fuerza Aérea, Chappy Hakim, han criticado a la compañía por «el alto número de quejas de sus clientes», y «los problemas a la hora de obedecer las regulaciones y los procedimientos».

«La forma en la que llevan a cabo sus operaciones diarias refleja que el accidente es el resultado de como la dirección lidia con las operaciones del día a día», dijo a Efe Chappy en conversación telefónica.

EFE/ FR