La mayoría de los migrantes llegados por mar lo hicieron a las costas peninsulares, pero también a través de las Islas Baleares (Mar Mediterráneo), las Canarias (Océano Atlántico) y por Ceuta y Melilla, ciudades españolas en la costa mediterránea del norte de África.
Además, 4.764 inmigrantes entraron por vía terrestre a través de las vallas fronterizas que esas ciudades tienen con Marruecos, un número similar al del mismo periodo del año pasado cuando se contabilizaron 4.626 entradas por esa vía.
Como novedad, las embarcaciones que llegaron este año a la península transportaban de media más personas que en año anteriores.
En los últimos años ha aumentado en número de inmigrantes que llegaron a España a través del Mediterráneo, algo que el Ministerio de Interior atribuye al cambio de tendencia de las rutas oriental y central del Mediterráneo hacia la occidental que comenzó en 2015.
Tradicionalmente hay cuatro rutas empleadas por la inmigración irregular en el Mediterráneo: la Occidental, que conduce a España, la de los Balcanes Occidentales, la Oriental, con destino a Grecia, y la Central, que se dirige a Italia.
El caso más relevante por el número de personas y las circunstancias de su llegada se produjo en junio, cuando el buque «Aquarius», de la ONG SOS Mediterranée, llegó a España con 630 inmigrantes a bordo después de días a la deriva por iniciativa del Gobierno, ante la negativa de Italia y Malta de acogerlo en sus puertos.
La vicepresidenta del Ejecutivo español, la socialista Carmen Calvo, defendió hoy la «eficiente» política migratoria del Gobierno, ante las críticas del conservador Partido Popular, principal grupo de la oposición.
«Hacer política es tener criterio y aplicarlo a las circunstancias; cuando 630 personas estaban a punto un día de hundirse en el Mediterráneo, este Gobierno no miró para otro lado y cumplió con sus obligaciones en materia de derechos humanos», aseguró Calvo.
EFE / AM
