Inicio Venezuela La incertidumbre electoral augura más inestabilidad política en España

La incertidumbre electoral augura más inestabilidad política en España

La incertidumbre es tan alta que los partidos imploran a los indecisos (entre un 30 y un 40 % según las encuestas) y los abstencionistas, y quien acabe gobernando «va a depender de un puñado de votos», dice a EFE la catedrática de Comunicación Política de la Universidad Complutense de Madrid María José Canel.

A ello contribuye también el sistema electoral español, que perjudica a los partidos menos votados en las provincias más pequeñas, aquellas donde se eligen cinco o menos diputados en cada caso.

Lo único que parece seguro es que los socialistas ganarán las elecciones con mayoría simple, según todos los sondeos, pero esto no les garantiza seguir gobernando; otra certeza es que el partido de extrema derecha Vox conseguirá representación parlamentaria por vez primera.

En un Parlamento que se prevé muy fragmentado, la clave de un posible pacto de gobierno puede estar en partidos minoritarios, pero decisivos, como independentistas catalanes y nacionalistas vascos o el mismo Vox.

«Los niveles de fidelidad del voto de los partidos se han debilitado y por eso tenemos tanta volatilidad (electoral)», explica a EFE la catedrática de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Irene Delgado.

DEL BIPARTIDISMO AL MULTIPARTIDISMO

Durante varios decenios, dos grandes fuerzas de centroizquierda (Partido Socialista, PSOE) y centroderecha (Partido Popular, PP) se alternaron en el Gobierno de España, con apoyos esporádicos de las minorías vasca y catalana.

Este bipartidismo imperfecto terminó abruptamente en las elecciones de diciembre de 2015, cuando otros dos partidos nacionales entraron con fuerza en el Congreso de los Diputados: Podemos (izquierda) y Ciudadanos (liberales).

Las negociaciones y las combinaciones parlamentarias para gobernar se hicieron imposibles y fueron necesarios nuevos comicios en junio de 2016.

El PP ganó estas dos convocatorias electorales, pero alejado de la mayoría absoluta conseguida en 2011. Finalmente, el líder conservador de entonces, Mariano Rajoy (PP), pudo repetir como jefe del Ejecutivo en 2016 gracias a un acuerdo con Ciudadanos y la abstención de una mayoría de diputados socialistas.

Pero la inestabilidad quedó patente de nuevo el 1 de junio de 2018, cuando el socialista Pedro Sánchez arrebató el poder a Rajoy al ganar una moción de censura parlamentaria con el apoyo de Podemos, los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos.

CAMPAÑA ÁSPERA, PACTOS INCIERTOS

El Congreso español rechazó en febrero pasado la propuesta socialista de Presupuestos del Estado de 2019 y Sánchez tuvo que convocar las elecciones para el 28 de abril debido a su debilidad parlamentaria, con solo 84 de los 350 diputados de la cámara legislativa.

La competición electoral, sin embargo, comenzó muchos meses antes con mensajes políticos más emocionales que racionales y ataques cruzados y ásperos entre derecha e izquierda, también entre partidos del mismo bloque; y a menudo con motivo de las tensiones independentistas de la región de Cataluña.

«Es una de las campañas (electorales) quizás más intensas de las que hemos tenido por una razón fundamental: la gran incertidumbre sobre los resultados», constata la catedrática María José Canel.

También es la primera vez que cinco partidos de ámbito nacional -PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos y Vox- tendrán una presencia relevante en el Parlamento, según todas las encuestas.

En este ambiente, añade Canel, «lo más cierto es que el PSOE es el que va a tener más votos que los demás y que Vox entra con suficiente representación como para fragmentar a la derecha».

Los sondeos apuntan a que los socialistas obtendrían en torno al 30 % de los votos y más de cien diputados, así que la clave es cuántos escaños más necesitarán hasta la mayoría absoluta (176) o aproximarse a ella y con quién pactarían para conseguirlo.

Una posibilidad, entre varias, sería un acuerdo entre PSOE y Podemos, aunque necesitarían probablemente a los independentistas catalanes, que exigen un referéndum de «autodeterminación», y no es seguro que se pusieran de acuerdo.

Otra incógnita es el resultado del opositor PP (hasta ahora el partido mayoritario con 134 escaños), que pugna con Vox y Ciudadanos por el voto de derechas. Y saber si estos tres sumarían diputados suficientes para gobernar.
El resultado se juega en 99 escaños, asegura Canel en alusión a las circunscripciones menos pobladas, donde se eligen pocos diputados.

En este ambiente, la catedrática Irene Delgado reclama prudencia: «Es un poco precipitado -explica- hablar de ingobernabilidad porque (…) puede haber distintas fórmulas para que, de alguna manera, se forme un gobierno que sea estable a lo largo del tiempo».

También habrá que conocer el número de diputados de cada fuerza política para ver si es lógico un gobierno de coalición o de un solo partido con apoyos parlamentarios de otros.

«El panorama está excesivamente abierto para arriesgarnos a hacer pronósticos. Lo único que podemos asegurar -apostilla- es que no va a haber una fuerza que por sí sola obtenga una mayoría absoluta». EFE

EA