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La Primera Guerra Mundial en celuloide

Al cumplirse 100 años del final de la Primera Guerra Mundial, conmemorados ayer en París en una ceremonia que congregó a 72 mandatarios de todo el mundo, la memoria colectiva asocia hoy esta conflagración a la vida penosa en las trincheras y los campos empantanados cubiertos de alambradas; a la irrupción de armas nuevas y terroríficas, como el gas mostaza, el submarino y el tanque; y a la intervención de personajes míticos como Lawrence de Arabia, Mata Hari o el Barón Rojo, jugosos ingredientes que han seducido al cine en no pocas ocasiones y desde distintas ópticas. Jean Renoir, John Huston, Stanley Kubrick, Federico Fellini, Steven Spielberg y otros realizadores han plasmado en celuloide su particular versión de la también llamada Gran Guerra. Repasamos algunos de los títulos más destacados.

La gran ilusión (Jean Renoir, 1937). Retrato del día a día de un grupo de prisioneros franceses en un campo de concentración alemán y su intento de fuga. Fue nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

El sargento York (Howard Hawks, 1941). Gary Cooper se alzó con el premio de la Academia al mejor actor por esta historia de la vida real, la del joven militar que le da título al fime, Alvin York, el soldado más condecorado de las tropas estadounidenses y en cuyo diario se basa la película.

La Reina Africana (John Huston, 1941). Humphrey Bogart, quien también ganó el Oscar por esta cinta, una de las mejores de su realizador, lo cual es decir bastante, estelarizaba junto a Katharine Hepburn. Hacían de una pareja que huía de las tropas alemanas remontando el río Ulanga a bordo de un pequeño barco llamado “La reina africana”. Una historia de amor inolvidable entre el rudo y pendenciero Charlie y la recta y remilgada Rose, que así se llamaban sus personajes.

Gallipolli (Peter Weir, 1981). La película que catapultó a la fama a Peter Weir cuenta la historia de dos jóvenes australianos que se enrolan como voluntarios en el ejército para combatir a los turcos en la península de Gallipolli. Protagonizada por Mel Gibson y Mark Lee, la evolución de la amistad entre ambos es el hilo conductor de una impactante película, en la cual la visión romántica e idealizada que los dos muchachos tienen de la guerra choca con la cruda realidad.

Senderos de Gloria (Stanley Kubrick, 1957). Un regimiento francés es juzgado por cobardía al renunciar a tomar una colina inexpugnable que los mandos les habían ordenado conquistar. Una de las mejores películas antibelicistas de todos los tiempos, que hace hincapié en la diferencia de las condiciones en las que luchan mandos y subordinados. En Francia, donde la imagen que se daba del ejército galo no sentó nada bien, la película no llegó a estrenarse hasta 1975.

Capitán Conan (Bertrand Tavernier, 1996). Basado en el libro homónimo de Roger Vercel, narra la historia de una unidad de élite liderada por el Capitán Conan, famoso por sus métodos poco ortodoxos. El tono intimista y reflexivo marca esta película, que pone el acento en la brutalidad animal de los combates cuerpo a cuerpo y en las dificultades que tenían los soldados para adaptarse de nuevo a la vida civil.

Sin novedad en el frente (Lewis Milestone, 1930). Enardecidos por el discurso de un profesor, un grupo de jóvenes alemanes se alista en el ejército. Adaptación cinematográfica de la obra de Erich Maria Remarque, centrada en la desilusión de unos soldados que pasan del fervor patriótico a limitarse a luchar cada día de forma mecánica por la supervivencia.

Lawrence de Arabia (David Lean, 1962). El oscarizado y épico filme de británico David Lean, protagonizado por Peter O’Toole y Omar Sharif, es un espectáculo visual inspirado en la figura de un personaje real: T.E. Lawrence, un agente del servicio de inteligencia británico brillante, indisciplinado, poco convencional y uno de los personajes más carismáticos de la Primera Guerra Mundial. Se le encomendó la misión de instar a las tribus árabes a rebelarse contra el imperio otomano.

Caballo de Guerra (Steven Spielberg, 2011). Una de las películas más recientes ambientadas en la Primera Guerra Mundial. Un caballo que va pasando por distintas manos -de diferentes bandos- durante la contienda es el hilo conductor de este filme de tono edulcorado.

Johnny cogió su fusil (Dalton Trumbo, 1971). Joe Bonham, un soldado estadounidense, resulta herido en una explosión y pierde todas sus extremidades, así como los sentidos del gusto, el oído, el olfato y la vista. Este es el descarnado argumento de este filme de culto, basado en el libro homónimo de Dalton Trumbo. La novela inspiró también a “One”, el mítico tema de Metallica, Uno de los alegatos antibelicistas más recordados de la historia del cine.

Y la nave va (Federico Fellini, 1983). La Primera Guerra Mundial sirvió de perfecto telón de fondo al gran Fellini para dar rienda suelta en alta mar a su sátira sobre las élites europeas. El cineasta italiano retrata el abrupto ocaso de la Belle Époque, en un barco de lujo que navega para esparcir por el Mar Egeo las cenizas de una diva de la ópera fallecida.

Feliz Navidad (Christian Carion, 2005). Esta película francesa, escrita y dirigida por Christian Carion, llevó a la gran pantalla un episodio de la vida real, un alto el fuego no oficial durante el cual, la noche de Navidad, soldados alemanes, franceses y escoceses abandonaron sus trincheras y se juntaron para comer, beber, cantar villancicos y jugar fútbol. Uno de los capítulos más emotivos que la Gran Guerra dejó para la historia.

Aquilino José Mata/ EDC