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Macron promete reconstruir Notre Dame y dice que se ha evitado lo peor (Fotos)

«Lo peor se ha evitado, aunque la batalla todavía no se ha ganado totalmente. Las próximas horas serán difíciles, pero gracias a su coraje (de los bomberos) la fachada y las dos torres principales no se han caído», dijo Macron en una declaración a la prensa.

El presidente recordó en primer lugar a los servicios de extinción de incendios, al afirmar que «más de 500 de ellos se baten desde hace horas y siguen ahí. Lo hacen con un coraje extremo y gran profesionalidad».

Tras agradecer también a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y al conjunto de servicios del Estado, Macron proclamó de forma solemne que Notre Dame será reconstruida «entre todos juntos».

«A partir de mañana pondremos en marcha una suscripción nacional y más allá de las fronteras de Francia. Y haremos un llamamiento a los mayores talentos», anunció.

El presidente subrayó junto a la catedral que, para los franceses, «Notre Dame es nuestra historia, nuestra literatura… Es el epicentro de nuestras vidas, el patrón de donde parten nuestras distancias».

Arde Notre Dame, símbolo de París y del gótico

La catedral de Notre Dame, icono de París y exponente máximo del arte gótico, sufrió este lunes un devastador incendio que acabó con parte de su estructura y sumió a Francia en un estado cercano a la conmoción.

La intervención de unos 500 bomberos evitó que se redujera a cenizas una obra que desde hace ocho siglos se ha convertido en un símbolo de la ciudad y que el presidente francés, Emmanuel Macron, prometió reconstruir.

Los cañones de agua, que vistos desde la distancia parecían los arbotantes que sujetan las paredes de la catedral, lograron imponerse al avance del fuego, aunque no evitaron que dos tercios de su cubierta, al igual que su célebre aguja -ambos añadidos al templo gótico en el siglo XIX-, quedaran totalmente destruidas.

El fuego, originado por causas todavía desconocidas en el tejado, que estaba en restauración, también dañó buena parte de las obras interiores, aunque no las reliquias que atesora el templo, entre ellas la corona de espinas de Cristo.

Con las primeras llamas, sonaron las campanas del templo, un clamor muy ligado a la historia de Francia, a sus eventos felices y a los dramas más tristes.

El difícil acceso a la isla fluvial en la que está enclavada la catedral, rodeada por las aguas del Sena, dificultó la labor de los bomberos, que se centraron en evitar que el fuego dañara la estructura y provocara el derrumbe del monumento, en particular de la torre norte, la más afectada de las dos.

Tras un primer momento en el que las autoridades temieron lo peor, el secretario de Estado de Interior, Laurent Nuñez, lanzó un mensaje de esperanza y aseguró que, aunque conviene ser prudentes, todo hacía indicar que la estructura de la catedral se salvaría.

Francia entera tenía sus ojos clavados en la televisión, que en directo retransmitía como las llamas iban devorando un símbolo de su país. «Estoy triste al ver como arde una parte de todos nosotros», escribió el presidente, Emmanuel Macron, en su cuenta de Twitter.

Lo hizo poco después de haber anulado una alocución televisada en la que iba a anunciar importantes medidas políticas para el país.

«La reconstruiremos», aseguró el presidente, al borde de las lágrimas, desde la explanada del templo, donde hizo un llamamiento a las donaciones para financiar las obras que devuelvan a Notre Dame el esplendor perdido.

Su preocupación era la de todo el país, al tiempo que afloraban los mensajes de apoyo y solidaridad de todos los rincones del planeta, síntoma del icono que se iba consumiendo a la vista, impotente.

Entre ellos el del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o el de la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, que ofreció su ayuda para la futura reconstrucción de un templo que figura en su lista del Patrimonio Mundial desde 1991.

Un «Ave María» resonó en los alrededores del monumento entonado por los incrédulos testigos del incendio que se fueron agolpando en los aledaños.

«Hemos visto cómo cada vez las llamas iban creciendo. Hemos visto caer la aguja. Hemos oído un fuerte estruendo», aseguró a Efe Olga Marcos, una turista española que pasaba cerca de la catedral cuando comenzaron las llamas.

La emoción de franceses y turistas era patente, ante la catástrofe de un símbolo de la ciudad. El rector del templo, monseñor Chauvet, aseguró que se pudieron salvar las principales reliquias, entre ellas la corona de espinas de Cristo.

El tesoro no se vio afectado, pero sí algunos de los mayores retablos, que no pudieron ser salvados.

Trece millones de visitantes flanquean cada año las puertas de uno de los monumentos más concurridos de Francia y uno de los más reconocidos, escenario de obras de Victor Hugo, de películas y de una iconografía enorme.

Notre Dame, el monumento más visitado de Francia y símbolo de su historia

La catedral de Notre Dame de París, en llamas desde este jueves por la tarde, es el monumento más visitado de Francia, con 13 millones de personas al año, y símbolo de la historia del país en momentos clave.

Notre Dame es, junto a la torre Eiffel, uno de los grandes atractivos de la ciudad y una de las obras maestras del arte gótico con más de 800 años de historia.

El obispo de la ciudad Maurice de Sully decidió en 1160 construir una catedral en el estilo de la época y, respaldado por el rey Luis VII, por los notables y por múltiples corporaciones profesionales, las obras comenzaron tres años después, pero tardaron en finalizar algo más de un siglo, en 1272.

Durante un tiempo fue el edificio cristiano más grande del mundo occidental y símbolo de la riqueza y de la potencia de la capital.

Está levantada en el corazón de París, en la Isla de la Ciudad, y pocos metros delante de la fachada se encuentra el kilómetro cero de la red de carreteras radiales de Francia.

Según los estudios arqueológicos realizados, se encuentra ubicada en el mismo lugar donde anteriormente hubo al menos cuatro edificios religiosos diferentes: una iglesia paleocristiana del siglo IV, una basílica de la época merovingia, una catedral de la carolingia y otra románica que se fue destruyendo conforme se levantaba la actual gótica.

Su historia ha estado estrechamente asociada a la de la ciudad y a la de toda Francia, con algunos momentos que han dejado huella.

En 1793, en una de las fases de mayor anticlericalismo de la Revolución Francesa fue transformada en «Templo de la Razón».

Años más tarde, fue el lugar escogido por Napoleón para su coronación en diciembre de 1804 como emperador

La catedral fue también el escenario de las celebraciones de la liberación de París de los nazis, con un oficio religioso el 26 de agosto de 1944 al que asistió el general Charles de Gaulle, después de descender por los Campos Elíseos entre cientos de miles de personas.

También allí se oficiaron funerales nacionales para personalidades políticas como Charles de Gaulle y los también presidentes Georges Pompidou y François Mitterrand.

El 15 de noviembre de 2015, dos días después de la oleada de atentados yihadistas en París en los que fueron asesinadas 130 personas y varios cientos más fueron heridos, tuvo lugar en Notre Dame una misa en homenaje a las víctimas.

El 6 de junio de 2017, un hombre armado con un martillo agredió a un policía al grito de «¡Esto es por Siria!» junto a la catedral, antes de ser herido por otro agente, en lo que se consideró un atentado terrorista.

Actualmente se estaban realizando obras de restauración, con un costo estimado de 6 millones de euros, que debían prolongarse hasta 2022 y que necesitaron de la instalación de unos enormes andamios que llegaban a 100 metros de altura.

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EFE/EA