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Maduro, discípulo de Erdogan

Me costó pero pude. Es parte de mi función como periodista. Vi parte de la cadena de Nicolás Maduro por televisión el pasado jueves 20 de abril. Soportarla completa sería un acto de masoquismo.

El propósito implícito de la transmisión obligada por radio y televisión era impedir información sobre la segunda marcha de la oposición en esa semana. Para el momento se tenía un saldo de 12 muertos -incluyendo a un GNB en San Antonio de Los Altos, cientos de heridos -entre ellos un oficial de la GNB- y 800 detenidos según reportes de diversas ONG.
Todo en el marco del llamado “Plan Zamora” el cual permite el estado de excepción y enfrentar a «fuerzas enemigas». Eso en medio de un cerco informativo que implicó la salida de El Tiempo Televisión, Colombia y Todo Noticias, Argentina. Ambas formaban parte de la parrilla de Directv y se unieron a la lista donde están NTN24, CNN en Español, RCTV y Vivoplay.

La razón explícita de la cadena era la inauguración de un nuevo Centro de Diagnóstico Integral (CDI). Era Maduro en el País de las Maravillas, donde para entrar se necesitará el “Carnet de la Patria”. Así lo anunció. Era un Presidente que se burlaba de la oposición, que amenazaba: “todo el que tanga que ir preso, irá preso”. Que juraba que la manifestación oficialista del 19 de abril reunió a 3 millones de personas “y la de ellos… unas 15 mil”. Suponiendo que ambas cifras sean ciertas, -olvidando que la primera tuvo todas las facilidades y era obligada para los empleados públicos y que la segunda encontró todos los obstáculos- ¿tiene derecho el señor Maduro a burlarse, a despreciar a “unas 15 mil personas”?

Entre los blancos de sus vulgares burlas han estado los opositores que ese jueves 20 cruzaron las aguas putrefactas del río Guaire, esa gigantesca cloaca que cruza el valle de Caracas y que hoy debería estar apto para bañarse, según promesa de Hugo Chávez el 7 de marzo de 2005.

Maduro vive en su país imaginario y por ello ignora que la pensión del Seguro Social se va en kilo y medio de pescado; que apenas alcanza para la compra de legumbre y frutas para una semana; que hay niños que hacen cola en las fruterías para que les regalen dos cambures porque el kilo está por encima de los 2 mil bolívares.

¿Y los alimentos de los Centros Locales de Abastecimiento y Producción (Clap)? ¡Es un fraude! Llegan a algunos lugares mientras en otros morirían de hambre si esperan esas bolsas. Además, ¿por qué no podemos escoger los productos que nos dé la gana?

Los venezolanos pasamos una Semana Santa de angustia. Estamos hartos de tanta miseria impuesta. De insultos sin derecho a réplica. De detenidos, torturados y asesinados.

Turquía como escenario

El jueves 18 de agosto de 2016, durante un acto en el estado Monagas, el presidente Maduro advirtió a la oposición que Erdogan, el presidente de Turquía, quedaría “em>como un niño de pecho para lo que va a hacer la Revolución Bolivariana si la derecha pasa la frontera del golpismo otra vez”. Y en sus acostumbrados desplantes afirmó: “estoy preparado para hacerlo y me sabe a casabe lo que diga la OEA y lo que diga el imperialismo norteamericano».

Maduro se refería a la “purga” que llevó a cabo el presidente Recep Tayyip Erdogan, luego de un intento de golpe de estado el 15 de julio de 2016. Según cifras oficiales, al mes de los sucesos había más de 40 mil detenidos por investigaciones, casi 80 mil funcionarios removidos de sus cargos y 187 empresarios acusados de participar en “una red terrorista”.

Entre los arrestados había 42 periodistas; cancelaron las licencias a 24 cadenas de televisión, retiraron la certificación a otras 25 empresas de medios y fueron bloqueados varios sitios web.

Limpio el campo de “malas hierbas”, Erdogan convocó un plebiscito para modificar la Constitución y así gobernar hasta el 2029. Obtuvo una cuestionada victoria por menos de tres puntos de diferencia.

El analista Fernando Mires, en un artículo titulado “Erdoganistan” enumera algunas características de ese plebiscito que se asemejan mucho a lo que vemos en Venezuela:
Movilizó electoralmente a todos sus ministros, declarando guerra verbal a gobiernos democráticos, y dividiendo a la nación en dos partes irreconciliables”.

Mires afirma que “en nombre de la lucha en contra del golpismo, Erdogan ha dado –antes del plebiscito- un perfecto golpe de estado. El plebiscito, en consecuencias, no iba a ser una alternativa entre dos formas de gobierno sino la consagración institucional de una dictadura de facto”.

En Venezuela el dilema es más complicado: Hay en la calle una oposición con cara descubierta que reclama cese a la represión y el cumplimiento de lo que dice la Constitución, una Constitución promovida por quienes hoy gobiernan.
“Las lágrimas de hoy serán las sonrisas de mañana”, dijo un joven que fue torturado para obligarlo a incriminar a opositores en hechos delictivos. La Fiscalía General de la República no aceptó el video con las declaraciones que presentó la policía política. Consideró que fueron obtenidas en forma ilegal porque no había un representante del Ministerio Público. Eso fue un fresquito en medio de un ambiente cargado de gas lacrimógeno.
Referencias
http://prodavinci.com/2016/08/19/actualidad/a-que-se-refirio-nicolas-mad…
http://informe21.com/blog/fernando-mires/erdoganistan
Enrique Rondón Nieto