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Miles de nicaragüenses marchan en pro y en contra de la dimisión de Ortega

La primera marcha fue convocada por la opositora Alianza Cívica, creada a raíz de las protestas antigubernamentales que iniciaron el 18 de abril, para exigir la excarcelación de cientos de ciudadanos presos por ir a las manifestaciones, y la salida del gobierno de Ortega.

«Que liberen a los presos políticos porque no han cometido ningún delito de los que anda inventando este maldito Daniel Ortega, él es el que ha estado matando al pueblo», dijo a la AFP Carla Areas, una mujer de 40 años que llegó a la protesta con sus dos hijos.

Los opositores marcharon a lo largo de siete kilómetros por las calles del este de la capital, con fotos de los detenidos y banderas de Nicaragua, al tiempo que hacían sonar silbatos y tambores.

La gente salió a protestar pese a una ley, aprobada en julio por petición del gobierno, que atribuye a los manifestantes actos de «terrorismo», penados con hasta 20 años de prisión.

«La gente se lanza a las calles sabiendo que tenemos una pistola en la cabeza, que en cualquier momento nos agarran y nos acusan de terroristas», dijo a la AFP un manifestante que se identificó como Néstor, quien afirmó que el pueblo está «llegando al tope (de su paciencia) con tantas injusticias».

«Han encarcelado a muchas personas sin justificación. El gobierno no tiene argumento para encarcelar a civiles por el delito de expresar su sentir», coincidió Tania González, de 26 años.

Cerca de 500 nicaragüenses han sido capturados sin orden judicial y luego encarcelados por participar en las protestas, de los cuales 180 están siendo procesados por terrorismo y otros delitos, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).

En la marcha, que contó con el apoyo del gremio empresarial, muchos participantes se cubrieron el rostro con máscaras o camisetas por temor a ser identificados y luego capturados por la policía.

La multitud avanzó por los llamados barrios orientales, otrora bastiones sandinistas, que fueron fuertemente reprimidos por la policía y paramilitares durante las protestas.

– «El comandante se queda» –

En tanto, miles de seguidores del partido sandinista marcharon por las calles del norte de la capital para declarar que Ortega «se queda» en el gobierno.

«Estamos aquí respaldando al comandante Ortega, a este gobierno revolucionario», explicó la alcaldesa de Managua, Reyna Rueda.

«Daniel se queda, él ha sacado adelante a los pobres», aseguró por su parte la sandinista Pilar Reyes durante la manifestación que concluyó en la concurrida avenida Bolívar con un acto político y cultural.

En la ceremonia, el canciller nicaragüense, Denis Moncada, anunció que el gobierno «no recibirá» al grupo especial creado por la Organización de Estados Americanos (OEA) para atender la crisis del país.

Es una comisión «injerencista» y su presencia en Nicaragua es «inaceptable», advirtió Moncada al dar lectura a una declaración, tras la cual vitoreó «¡Daniel, Daniel!».

La OEA ha condenado la violencia en Nicaragua a raíz de la represión del gobierno contra las protestas, y el 2 de agosto creó un grupo de trabajo, con representantes de 12 países, para contribuir a la búsqueda de una solución a la crisis.

– «La salida es que Ortega se vaya» –

Ortega ha acusado a los manifestantes contrarios a su presidencia de «terroristas» y de formar parte de un plan «golpista» apoyado por Estados Unidos.

Los manifestantes, en su mayoría gente de barrios pobres y clase media, rechazaron las acusaciones y afirmaron que la única salida a la crisis es que Ortega «se vaya» del poder.

«Que deje el poder y se hagan elecciones libres», pidió Denis Salvador, un obrero de 35 años durante la protesta.

«La salida es que se vaya. Pase lo que pase nos vamos a seguir manifestando», aseguró un joven que se tapó el rostro con una bandera y portaba un mortero en el que se leía «patria libre».

Mientras que para María, una manifestante de 49 años, Ortega ya no puede seguir gobernando después de los más de 300 muertos que ha dejado la represión.

El presidente ha descartado, sin embargo, la posibilidad de adelantar las elecciones del 2021 al 2019 como proponen sus opositores.

Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, son acusados por la oposición de corrupción, nepotismo y de instaurar una dictadura.

La manifestación opositora coincidió con el inicio del juicio contra el líder campesino opositor Medardo Mairena, acusado de terrorismo y crimen organizado, entre otros delitos.

Mairena llegó al tribunal esposado, y visiblemente demacrado, según una foto del sitio gubernamental el 19 Digital.

El líder campesino es uno de los delegados de la oposición en el diálogo que la oposición inició en mayo con el gobierno con la mediación de la iglesia católica, actualmente estancado.

AFP/ MC