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¿Por qué tanta espera?

Venezuela está a la espera de venezolanos tan probos como nuestros próceres y que estén dispuestos a perder sus vidas, sus bienes, apartarse de sus seres queridos a fin de alcanzar nuestra segunda independencia. Por ello hemos tardado tanto en superar al oscurantismo denominado chavismo que, como sabemos, es una mutación del castrismo cubano, igual de despiadado.

La dirigencia política criolla afronta al régimen, a su violencia institucionalizada, Guaidó desafía un cerco barbárico, no solo mediático sino operativo, a todo aquel, persona natural o jurídica, que le colabore sufre la envestida de una institucionalidad secuestrada por el Psuv. Por ejemplo, se ha denunciado, los hoteles donde se hospeda son sancionados o cerrados por el Seniat, las excusas es lo de menos, sí no hay motivos los inventan. Lo propio ocurre con las empresas que le alquilan tarimas, sonido, proveen alimentos, etc.

Ahora bien, la encomienda de Guaidó es solo una: asumir la presidencia interina ante la falta absoluta del ejecutivo nacional (aguas abajo) motivado a la omisión inconstitucional del revocatorio en 2016 y los fraudes electorales realizados en 2017 y 2018. Ello conlleva a la instauración de un gobierno de transición que, según la coyuntura histórica, no debe superar los dos años.

He allí la clave ¡El apego a la Carta Magna! cualquier alejamiento de su desiderátum solo debe obedecer estrictamente a lo exigido por esta dantesca coyuntura, a las terribles condiciones de desinstitucionalización a la que el chavismo sumergió al país y debe responder a un gran pacto nacional. La transición debe primero, vía Asamblea Nacional (único poder legítimamente constituido) rescatar la institucionalidad, para ello se requiere cumplir lapsos y procedimientos constitucionales.

Posteriormente, al contar con instituciones sólidas, profesionales, adheridas al interés de la república, se debe convocar a elecciones libres ¡Todos! los cargos de elección popular deben someterse al verdadero clamor del pueblo, esta etapa debe desarrollarse en dos años máximos, en paralelo, el presidente de la transición debe dedicarse a la estabilidad de la economía, reactivarla, fomentar confianza.

Confesamos algo esperando estar equivocados: las giras que emprende Guaidó a nivel nacional se asemejan a una campaña electoral y ojalá, repetimos, estemos equivocados, pues ello no le corresponde. Solo debe (no es poca cosa) continuar liderando la lucha contra la usurpación, presidir el gobierno interino y promover el gobierno de transición, cualquier aspiración electoral a presidente debe esperar que cumpla con el magnánimo deber patrio que hoy recae sobre sus hombros, deber que lo situaría a niveles de heroicidad. Seguros estamos que, de cumplir con su labor, transcurrido el tiempo necesario, una hipotética candidatura de su parte arrasaría como pocas lo han hecho en la historia universal, pero todo a su tiempo. Por ello señalamos al principio, en estos momentos Venezuela requiere venezolanos a niveles de próceres, que se sacrifiquen por el país, no al revés.

Estos son los objetivos de la dirigencia criolla. Fuera de nuestras fronteras la comunidad internacional hace lo suyo. Sin embargo, las sanciones han demostrado ser insuficientes por sí solas, lo hemos dicho, en el mundo existen 50 dictaduras las cuales han sido incesantemente sancionadas internacionalmente y aun así tienen décadas en el poder, son los pueblos quienes padecen las consecuencias.

Venezuela atraviesa hoy la lucha de su segunda independencia, no quede la menor duda, los venezolanos estamos secuestrados por un régimen que desplazó todo indicio de venezolanidad e impuso un estilo de vida ajeno a nosotros, el cubano. Así, esa misma venezolanidad es la encargada de luchar para liberarse, esa venezolanidad debe desprenderse de una dirigencia y un pueblo corajudo, organizado, decidido… el mundo nos apoya. @leandrotango

Leandro Rodríguez Linárez