Con gritos de «Fuera Orbán», «Dictador», los manifestantes, en su gran mayoría jóvenes, marcharon por las avenidas del centro de la capital tras congregarse en la plaza Kossuth.
«El Gobierno, cínicamente, aumenta el número de las horas extras y no los sueldos», denunció Mária Hercegh, directiva de la Federación Húngara de Sindicatos, ante los cerca de 2.000 manifestantes, según cálculos del portal «index», en la citada plaza.
La sindicalista se refirió así a la ley aprobada recientemente en el Parlamento por los diputados del gobernante partido Fidesz de Orbán, que ostenta una amplia mayoría de escaños, en una convulsa votación que los legisladores de la oposición intentaron en vano impedir mediante pitidos y sirenas.
La nueva normativa aumenta de 250 a 400 las posibles horas extras anuales, con lo que ciertos empleados pueden verse forzados a trabajar seis días por semana.
Además, permite a los patronos retrasar el pago de esas horas extraordinarias hasta 36 meses después de haber sido trabajadas.
De acuerdo a los medios locales, la protesta seguía hoy la coreografía de las manifestaciones de los dos días anteriores y se espera que vuelvan a bloquear temporalmente los puentes del centro de Budapest.
EFE / MV