«El presidente Nicolás Maduro ha descartado por completo cualquier tipo de interrupción en el suministro eléctrico», dijo ante la prensa el canciller, Jorge Arreaza, tras una reunión en Caracas con el mandatario y la gobernadora de Roraima, Suley Campos.
Arreaza añadió que, por el contrario, Maduro «se ha comprometido a expandir y mejorar» el servicio a la región vecina, y atribuyó a un «rumor» la versión de que la falta de pago se debe al «bloqueo» económico de Washington.
El pasado 28 de agosto el canciller brasileño, Aloysio Nunes, confirmó a la AFP que su país negociaba con Caracas para evitar que la estatal Corpoelec le cortara la luz a Roraima por el impago de los 40 millones de dólares, a raíz de las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea que complican las operaciones bancarias.
Venezuela y Brasil mantienen tensas relaciones desde la llegada al poder de Michel Temer, quien desconoce la reelección de Maduro el pasado 20 de agosto. El mandatario venezolano, a su vez, lo tilda de «golpista».
La gobernadora Campos, por su parte, celebró que Maduro garantizara el mantenimiento del «contrato de restablecimiento de energía eléctrica» para Roraima.
«El presidente garantizó que vamos a seguir contando con esa alianza con una calidad mucho mejor», añadió en una declaración junto a Arreaza transmitida por la televisión gubernamental venezolana.
Roraima, en crisis migratoria por la masiva llegada de migrantes venezolanos, es el único de los 27 estados brasileños que no está conectado con el sistema eléctrico brasileño.
Para abastecerse, importa energía de la hidroeléctrica venezolana de Guri a través de una línea de transmisión inaugurada en 2001 por los entonces presidentes Hugo Chávez y Fernando Henrique Cardoso.
Según reveló a finales de agosto el diario brasileño Valor, la estatal venezolana advirtió el pasado 4 de junio al gobierno de Brasil que podría cortar el suministro en un plazo de 90 días, debido a la deuda.
AFP / AM
