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Venezuela: Entre la crisis y la desidia…

Para nadie es un secreto que el país con las supuestas mayores reservas probadas de petróleo del mundo se encuentra viviendo la peor crisis de su historia, el legado del expresidente Hugo Chávez no es otro que una nación en ruinas, en el que lo bueno que tenía ha sido desvalijado o ya no existe. Conducida por un régimen militarista desde 1999 la Venezuela de hoy es un reflejo de ineficiencia y corrupción en una escala que el mundo poco había conocido.

Es evidente que Nicolás Maduro –quien usurpa el poder político– no tiene intenciones de enmendar el modelo económico que mantiene sometida a la población a un caos absoluto: Una mega corrupción, hiperinflación, escasez, desempleo, violencia, carencia notoria de servicios públicos (como la luz, el agua, el gas y el aseo), un sistema de salud pública en condiciones paupérrimas; son eslabones de la cadena con la que la cúpula gubernamental impone el yugo opresor a los ciudadanos.

Venezuela grita al mundo pidiendo auxilio, la crisis la padecen los más débiles; a las cifras de muertes por violencia se suman las pérdidas de vidas por la carencia o deficiencia de los servicios públicos y la hambruna.

Mientras tanto el liderazgo político alternativo no tiene el talante necesario para enfrentar el conflicto, siguen menospreciando el monstruo que tienen enfrente. ¿Cuánto más puede la comunidad internacional ser indolente ante esta crisis? ¿Acaso el cuerpo diplomático que hace vida en el territorio nacional no informa a sus respectivos gobiernos el estatus quo del país? ¿Son las sanciones económicas y políticas al régimen el único medio para frenar su accionar?

¿CÓMO RESURGIR DE ESTA CRISIS?

Siempre hay que decir que no existen fórmulas mágicas, el país está gravemente herido durante muchos años los políticos, expertos, asesores e intelectuales influyentes han insistido en que sólo desde “la unidad” se puede alcanzar el objetivo de sacar del poder político a esa cúpula neo-totalitarista que hoy gobierna, pero contraproducentemente los partidos y movimientos políticos están deslegitimados, hoy no representan a nadie o al menos no pueden endosarse una representación que no existe. No se trata de “anti-política” sino de falta de confianza y esa no la van a recuperar con una retórica inútil, han tenido muchos fracasos y el no tener el coraje y la gallardía de asumir la responsabilidad de ellos ha hecho que los ciudadanos se distancien de sus formas de ver y afrontar el conflicto.

Hoy el sentir en las calles es el mismo, el desánimo ante los discursos populistas llenos de falacias como aquella de “la ayuda humanitaria pasaría sí o sí”, errores que no han sido asumidos con responsabilidad, temor a hablar con claridad y sin promesas. Una exageración en el uso de medios de protestas como las marchas que agotan ante la falta de acciones más concretas. El no tener una estrategia clara, una coordinación que reduzca el número de voceros, un único mensaje que desista del concepto simplista del “#Vamosbien” cuando se siguen perdiendo vidas; son sólo elementos que podrían analizarse.

¿TAMBIÉN HA HABIDO FALLAS EN EL LOBBY INTERNACIONAL QUE SE HA HECHO?

Sin duda, quizás por el hecho de que el presidente (E) Juan Guaidó ha podido nombrar un canciller que marque la pauta a nivel internacional, que sea el principal vocero y representante oficial fuera. Los inconvenientes que han tenido algunos miembros designados como representantes diplomáticos son consecuencias de esos detalles que quizás no se cuidan. Es importante el rol que están cumpliendo muchos de los venezolanos que están en el exilio, pero también es cierto que muchos de ellos en su afán por tener protagonismo comenten errores que no pueden ser permitidos.

Y así como ha sido importante nombrar a representantes del gobierno legítimo de Venezuela en muchas instituciones internacionales o empresas estatales con sedes fuera del territorio nacional, designar al máximo responsable de las relaciones internacionales del país es una necesidad primordial más a sabiendas que en medio de esta crisis hay países vecinos queriendo avanzar en temas como el despojo del territorio nacional de La Guayana Esequiba ante lo cual no basta el pronunciamiento interno de la Asamblea Nacional sino que también se debe ir haciendo un lobby para transmitir la voluntad absoluta de defender el territorio nacional.

¿Y MIENTRAS TANTO QUÉ?

Como es sabido dentro de las fronteras las personas que hacen vida en Venezuela buscan las formas de sobrevivir a la crisis, una batalla que sin duda hoy la están perdiendo porque el régimen no da tregua con sus políticas públicas destinadas a sostener el poder político a todo costo.
Quienes pueden migrar lo están haciendo (con todo lo que ello implica), aunque haya vendedores de ilusiones en el corto tiempo es muy poco probable que en lo político pueda haber un cambio, esto la mayoría de gente consciente lo sabe y por eso está buscando las formas de proteger a los suyos y marcharse.

Los que ya están afuera siguen anhelando un milagro que les permita volver, pero también deben ser conscientes que las circunstancias internas del país hoy son exageradamente más complicadas que cuando muchos de ellos se marcharon. Por tanto la realidad impone un desaliento por no percibir un cambio próximo.

En consecuencia, ese sector mayoritario que a pesar de que quiera no podrá irse del país, porque no cuenta con los recursos, porque sus circunstancias personales no lo permiten; esa mayoría de personas que debe permanecer en la lucha diaria para sobrevivir se aferra a el único tesoro que hoy les queda: La esperanza de que la clase política despierte, entienda la magnitud del conflicto que tienen por delante, que persuadan a la comunidad internacional para que abandonen la desidia, dejen los medios alternos de resolución de conflictos para otras circunstancias y asuman el pragmatismo necesario para que este régimen que hoy somete a Venezuela salga del poder político lo más pronto posible. @edderferreira

Edder Ferreira Pérez