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¿Vichy en Venezuela?

Es bien conocido que tras el derrumbe del ejército francés en 1940, el héroe de la I Guerra Mundial, el mariscal Philippe Pétain, firmó un armisticio con Alemania que permitió la creación del llamado régimen de Vichy, reconocido por su política colaboracionista con los nazis que con su Wehrmacht –fuerza armada alemana– se erigieron como la autoridad máxima en la zona ocupada de Francia.

¿A cuenta de qué recuerdo este infame capítulo de Vichy?

Porque la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela (ANC), que no ha sido reconocida por la gran mayoría de la comunidad internacional, ha acordado que se celebren elecciones para gobernadores el 15 de octubre, con el mismo Consejo Nacional Electoral (CNE), recientemente acusado por sus propios asesores internacionales de practicar el fraude electoral.

Semejante realidad no ha inhibido a la coalición electoral llamada MUD, Mesa de la Unidad Democrática, para llamar a sus partidarios a votar, con el mensaje de que “no se pueden perder espacios”. Todas la encuestas reflejan que, de ser limpias las elecciones, sus candidatos podrían ganar 20, o quizás hasta las 23 gobernaciones en juego.

El problema es que más que elecciones, se anticipa un proceso de “adjudicaciones”. O sea, que el CNE hará posible ajustar los resultados a las necesidades del régimen. Por otra parte, el presidente Nicolás Maduro ha declarado que será invalidada la elección de “todo gobernador o gobernadora”, que no reconozca su ilegítima Asamblea Nacional Constituyente. Esto significa que solo podrían asumir esos cargos los gobernadores que en una suerte de armisticio como el suscripto por Pétain con los nazis, se entreguen y se subordinen a la ANC.

Entre tanto, la Wehrmacht local –el SEBIN, el servicio de inteligencia– ejercerá la autoridad máxima en esas gobernaciones con el apoyo y control de la ANC. De esa manera, gobernadores sometidos, entregados, representarían sin ninguna clase de poderes, recursos y facultades, la imagen que el régimen está desesperado por exhibir: la existencia de un cierto tipo de juego democrático de oposicionistas compartiendo el poder. En todo caso, se tratará más bien de colaboracionistas. Vichy en el Caribe.

Si esta es la situación, ¿por qué los partidos de oposición aceptan las reglas impuestas por la narcotiranía militarizada a través de su Asamblea Nacional Constituyente?

Primero, porque los cuatro partidos principales necesitan posiciones y recursos para sus afiliados, aunque esas posiciones no representarían ninguna clase de beneficios para los venezolanos, cuya libertad no solo seguiría secuestrada, sino que se estaría contribuyendo a legitimar y a perpetuar al régimen aparentando falsamente compartir el poder.

Y segundo, porque esos partidos esgrimen el argumento de que no se pueden entregar espacios al régimen. Convenientemente olvidan que el mayor y el más importante espacio obtenido después de estos 19 años horribles, fue el triunfo en diciembre de 2015 cuando obtuvimos dos terceras partes de la votación para la Asamblea Nacional.

¿Y qué hicieron esos partidos con semejante espacio?

Solo sacar públicamente los retratos de Hugo Chávez del Palacio Legislativo, que por cierto han regresado tras las elecciones de la ANC. Tampoco les importó a esos dirigentes políticos que el 16 de julio del presente año, casi ocho millones de venezolanos les dimos un mandato popular sin precedentes para constituir un gobierno de unidad nacional. Un mandato, por cierto, que no solo desconocieron sino que ni siquiera se atrevieron a anunciar.

Pétain promovió un “nacionalismo de exclusión” que buscó justificarse alegando la presunta existencia de enemigos internos; judíos, masones, gitanos fueron perseguidos. En Venezuela, esos supuestos enemigos serían los que muchos dirigentes de la oposición oficial califican de “radicales”, de “guerreros del teclado”, o de “vivir cómodos” en la diáspora. En suma, esta infame política colaboracionista de los franceses de Vichy con el nazismo, mañana puede repetirse en nuestro país con los neo-Vichys que además de ser ungidos, deberán ser aceptados por el régimen.

El héroe de Verdún, el mariscal Pétain que proclamaba en pancartas: “Franceses, ustedes no son ni vendidos, ni traidores, ni abandonados. Vengan a mí con confianza”, acabó condenado por traidor, primero a muerte, y luego a cadena perpetua tras lograrse la liberación de Francia en 1944.

Una liberación en que participó la Resistencia, con el general Charles de Gaulle a la cabeza. No debemos olvidar que en su época, sus miembros fueron acusados también de radicales, o de vivir cómodos en la diáspora, como el mismo de Gaulle, quien no tenía “teclado”, y solo podía hablar desde el exilio por los micrófonos de la BBC en Londres, pero que mantuvo viva la esperanza y la dignidad de los franceses arengándoles: “Ocurra lo que ocurra la llama de la resistencia francesa no debe apagarse y no se apagará”.
Diego Arria
Ex embajador de Venezuela ante la ONU, ex presidente del Consejo de Seguridad de la ONU y ex gobernador de Caracas.