Inicio Venezuela ¿Y qué es el populismo?

¿Y qué es el populismo?

Desde la elección de Trump como presidente de Estados Unidos, la discusión sobre el populismo se ha intensificado en dimensiones casi extraordinarias. El debate en Latinoamérica nos ha sido familiar por décadas, aunque adquirió nuevas connotaciones tras la llegada de Chávez al poder en Venezuela. Su presencia en Europa es plaga. Pero ¿qué es el populismo?

En política hay pocos conceptos libres de controversia. ‘Populismo’ no es uno de ellos. Un breve libro del profesor de Princeton Jan-Werner Müller intenta precisamente resolver el interrogante (What Is Populism? University of Pennsylvania Press, 2016). Es uno de los ensayos más lúcidos que he leído sobre el tema, al lado de los trabajos de Nadia Urbinati.

El ejercicio es oportuno. Ante todo, importa usar bien las palabras para poder distinguir: no todos los líderes políticos que apelan al pueblo son populistas. E importa así mismo definir el populismo frente a la democracia. ¿Es el populismo corrector o espejo de la democracia, como se argumenta en varios círculos intelectuales?

Müller critica frecuentes definiciones de populismo. Este no debe identificarse con particulares políticas –como, por ejemplo, la expansión “irresponsable” del gasto público. Tampoco debe entenderse como el resultado de las frustraciones frente a la globalización. Ni como la continua expresión de manifestaciones históricas. Ni es solo un discurso contra las élites.

No hay grandes novedades en estas aclaraciones. Sin embargo, Müller acierta en mover el centro del debate alrededor del tema de la “representación”: ¿quién y cómo representa al pueblo?

El populismo sería, según Müller, una forma exclusiva de concebir la representación del pueblo: los populistas reclaman para sí toda la representación del pueblo. El “pueblo”, a su turno, se confunde solo con los seguidores de los populistas. Por eso, para el populismo toda oposición carece de legitimidad.

En contraste, la democracia que conocemos como “representativa” acepta una concepción pluralista de la representación popular. Por ello, distintos sectores, frecuentemente con distintos intereses, pueden y deben tener acceso a la “representación”. El populismo y la democracia representativa conducen pues a dinámicas políticas bien diferentes, y hasta opuestas.

Müller acierta también en criticar la noción de ‘democracia iliberal’, popularizada por Fareed Zakaria, que algunos han visto como una forma de clasificar al populismo. Tal apelativo les daría a los populistas las credenciales de demócratas mientras posan de antiliberales.

Y es que hay que tener muy claro, como lo hace Müller, que muchos de los derechos políticos asociados con la democracia representativa (como las libertades de prensa, movimiento y asociación, sin los cuales la vida de la oposición es imposible) no solo forman parte de la tradición liberal, sino que son “constitutivos de la democracia como tal”. Es decir, el concepto de ‘democracia iliberal’ encierra una contradicción que niega a la misma democracia.

Müller advierte que no estamos frente a una discusión semántica menor, sin significado alguno. Como ya se observó, los populistas se apoyan en tal confusión conceptual para legitimarse como demócratas. Por el contrario, Müller sugiere “criticar a los populistas por lo que son –un peligro real para la democracia (y no solo para el liberalismo)”–.

¿Sirve el populismo para corregir los problemas de la democracia liberal? No en el sentido que reclaman sus defensores. Sí, sugiere Müller, como advertencia. ¿Cómo garantizar el pluralismo y la representación genuinamente incluyente? Es uno de los grandes interrogantes de nuestro tiempo.

Eduardo Posada Carbó

Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/y-que-es-el-populismo/16815919