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Las continuas subidas del SMI y el coste laboral lastran el empleo y la productividad

El Banco de España cree que las políticas de empleo han de ser revisadas para garantizar la suficiencia de las prestaciones y mejorar la coordinación con las políticas activas de empleo. Por eso ve «deseable» una reforma de las políticas pasivas de empleo que introduzca cambios en la duración de las prestaciones y subsidios por desempleo, condicionándolos al ciclo económico y con «sendas decrecientes» en sus cuantías, pero «sin reducir los niveles de protección ‘ex ante’».

En su último «Informe anual 2023» señala el «débil» comportamiento de la productividad, cuya mejora no implica que su aumento se deba a incrementos de los salarios, y pone sobre aviso de que la reducción de jornada que pretende aprobar la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, puede repercutir negativamente en el comportamiento reciente del mercado laboral. Aunque reconoce que ha tenido un «considerable dinamismo» asociado, en parte, al empuje del sector público, a la inmigración y al «atesoramiento de empleo» por empresas que deciden mantener la plantilla en periodos de menor actividad en previsión de futuras necesidades de demanda. También resalta la negativa evolución de la productividad del trabajo, «que apenas ha aumentado desde el comienzo de la pandemia», y un crecimiento de las horas efectivamente trabajadas que ha sido «sensiblemente menor».

Por ello, muestra sus dudas sobre el objetivo del Gobierno de reducir la jornada laboral, por lo que reclama que empresas y sectores dispongan de una «amplia flexibilidad» para evitar «efectos negativos sobre los costes laborales, la productividad y el nivel de empleo».

También tiene sus reservas con el aumento de los costes laborales por la subida de las cotizaciones sociales. Aunque esta medida persigue «reducir el abultado déficit del sistema de pensiones», los ejercicios de simulación de la institución señalan que un incremento de un punto en el tipo efectivo medio de estas cotizaciones «podría generar, al cabo de cuatro años, una caída en el número de ocupados cercana al 0,25%».

Igualmente, cree que tras las últimas subidas del salario mínimo interprofesional (SMI), la ratio entre salario mínimo y salario medio «habría superado ya los objetivos del 60% del salario bruto mediano y del 50% del salario bruto medio» establecidos por la UE. Como resultado, el porcentaje de trabajadores afectados por el SMI en España ha pasado de un 5,1% en 2018 a un 11,5% en 2023, «y se estima que éste se situará en el 12,7% en 2024». Por ello, el Banco de España considera «conveniente» que las próximas subidas del SMI tengan en cuenta los «posibles efectos adversos» que podrían suponer, en ausencia de mejoras en la productividad, para el empleo de determinados grupos de trabajadores.

Además, el supervisor señala que «a pesar del vigor observado en la creación de empleo» , la tasa de paro «sigue siendo excesivamente elevada –la más alta de la UE– y nuestro mercado de trabajo muestra síntomas de tensionamiento».