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Los autónomos mayores de 65 años se duplican en una década por las bajas pensiones

El emprendimiento sigue siendo la asignatura pendiente de los jóvenes españoles, que prefieren apostar por el empleo público o trabajar por cuenta ajena antes de apostar por un negocio propio. Pero no así para los trabajadores más veteranos, que han elevado exponencialmente su presencia como autónomos. A medida que pasa la vida laboral, los trabajadores cada tienen más clara su apuesta por un negocio propio –ya sea por deseo real o por necesidad ante la falta de oportunidades en el mercado de trabajo–. De esta manera, el colectivo de mayores de 55 años que iniciaron una actividad propia suman ya 697.381 personas, alcanzando el 28% del total de trabajadores por cuenta propia, un aumento del 6% con respecto a 2009, según un informe elaborado por la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).

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Sin embargo, el colectivo que más ha crecido, en paralelo al proceso de envejecimiento de la población española, ha sido el de mayores de 65 años, que ha pasado de estar representado por apenas 66.464 personas hace una década a los actuales 126.727, con lo que han duplicado su número en dos lustros, hasta alcanzar el 4% de todos los autónomos. Las causas por las que estos trabajadores alargan su vida laboral por encima de la edad estándar de jubilación hay que buscarla en las bajas pensiones que reciben de media tras la el retiro, por culpa de sus bajas cotizaciones. También se debe a que sus negocios son unifamiliares e intentan mantenerlos en funcionamiento más tiempo.

Baja pensión media

La pensión media de los autónomos es de apenas 700 euros, 165 euros más de la que tenían en 2009. Aún así, ésta es un 37% más baja que la pensión media establecida en el Régimen General, que es de poco más de 1.100 euros. Según datos de ATA, en la última década se han jubilado un 41% más de pensionistas del Régimen General –por encima de las dos millones–, lo que supone el triple del número de pensionistas autónomos, que en diez años sólo han sumado un 7,7% más, ya que intentan alargar lo más posible su retirada por encima de los 65 años.

Las mujeres empresarias de más de 55 años también aumentaron desde 2009, en 69.546 personas, las autónomas de 45 a 54 años crecieron en 68.218 personas y las que tienen entre 35 y 44 años lo hicieron en 15.196, «Con estos datos se comprueba cómo el nuevo emprendedor no es una persona joven, sino que viene de la mano de los mayores de 55 años, personas que están preparadas, con un importante bagaje a su espalda y que ven el autoempleo como la fórmula más efectiva para reincorporarse al mercado laboral», señala Lorenzo Amor, presidente de ATA.

Los jóvenes no emprenden

Por contra, el número de autónomos menores de 35 años se redujo más de un 26% en la última década, hasta representar tan solo el 14% del total. Su número pasó de 625.954 en diciembre de 2009 a 459.624 en el último mes del año pasado, lo que se traduce en una pérdida de autónomos en este tramo de edad de cerca de 166.000 personas. Y este comportamiento en el empleo joven es similar en la última década tanto en hombres como en mujeres: descienden tanto los emprendedores más jóvenes, 129.457 autónomos, como las jóvenes mujeres autónomas, en 36.513. Pero en el caso de las féminas, este es el único tramo de edad que registra un descenso. En todos los demás sube.

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En la última década, el número de autónomos ha pasado de los 3.157.046 en diciembre de 2009 a los 3.267.428 en diciembre de 2019, lo que supone 110.382 cotizantes a la Seguridad Social más en la última década. Pero a pesar de este crecimiento, la ralentización de afiliados al RETA ha sido evidente durante los dos últimos ejercicios. No obstante, la evolución del colectivo de autónomos marca parámetros positivos, sobre todo en el incremento del número de trabajadores por cuenta propia empleadores –los conocidos como societarios– y el número de asalariados contratados por estos autónomos. Éstos aumentaron en cerca de 38.000 personas durante este periodo, de forma paralela a la reducción en 65.674 de los autónomos que no tienen ningún trabajador a su cargo. Por ello, el número de trabajadores asalariados contratados por autónomos creció en 125.145 personas en los últimos diez años, aunque el pasado año se registró un descenso de 9.885 personas. Los autónomos societarios crecieron en 138.101 en la última década, hasta alcanzar 1.268.971, mientras que los autónomos persona física se redujeron en 27.719, hasta los 1.998.457 en diciembre de 2019. Entre estos últimos, la gran crisis forzó la desaparición de 116.260 autónomos.