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El espionaje a Sánchez desborda al Gobierno y pone contra las cuerdas a Óscar López

El lunes a las 07:04 un mensaje despertó a los periodistas que cubren Gobierno: estaban citados a una rueda de prensa a las 9:30 en Moncloa. La convocatoria era sorprendente. Estábamos a 2 de mayo, festivo en la Comunidad de Madrid, y el único acto reseñable de la agenda gubernamental, era, precisamente, la asistencia del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, a los actos oficiales en la Puerta del Sol. El resto de ministros tenían el día libre, salvo de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que asistía a un Consejo de ministros de Energía en Bruselas.

La convocatoria sólo detallaba que la rueda de prensa la darían la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, y Félix Bolaños. No explicaba nada más. Las especulaciones y la rumorología toman fuerza en las redacciones. Nadie en la Secretaria de Estado de Comunicación daba más detalles. Algunos parecía que se habían enterado casi a la vez que los periodistas. El hermetismo es total.

Una presencia poco habitual

La rueda de prensa comienza unos minutos después de las 09:30. En la sala de prensa de la Moncloa, además de los ministros citados, asisten el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallés; el secretario general de Presidencia, Fran Martín y el jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Óscar López.

Su presencia llama la atención. No es habitual que se deje ver en las ruedas de prensa. A diferencia de su antecesor, Iván Redondo, López ha optado por una estrategia discreta. Siempre en segundo plano hasta que este lunes llega y se sienta en primera fila, como si fuese el maestro de orquesta.

Estalla el escándalo

Nada más comenzar, Bolaños da el titular: «Los teléfonos móviles del presidente del Gobierno y de la ministra de Defensa han sido infectados con Pegasus«. La sorpresa es total. La noticia trastoca toda la agenda informativa. La portavoz del Gobierno, visiblemente nerviosa, se limita a dirigir los turnos de palabra, apenas interviene.

En ese momento, se empieza a detectar la incomodidad de los intervinientes con algunas preguntas de los periodistas: «¿Esta intrusión tiene algo que ver con la ya conocida en el exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, el verano pasado? ¿Ha fallado algo tras 12 meses de intervención en un móvil tan sensible como el del presidente del Gobierno? ¿Los datos extraídos son sensibles? ¿Saben si se ha activado la cámara en alguna reunión?». Bolaños y Rodríguez dejan muchas preguntas sin responder.

Llegan las dudas

Tras la rueda, los teléfonos son un hervidero. Algunos ministros confiesan que no sabían nada. Pese a que Bolaños apunta a una operación «ilícita y externa», La Moncloa comienza a señalar en privado a «un organismo, como una multinacional».

Durante los primeros minutos, los periodistas elucubran sobre la posible implicación de Rusia. Moncloa evita comentar más. Sin embargo, horas más tarde, al tirar de hemeroteca, las fechas anunciadas por el Gobierno, el 19 y el 31 de mayo de 2021, coinciden con un ataque híbrido contra Ceuta. Más de 6.000 inmigrantes asaltaron la ciudad autónoma sin que las fuerzas de seguridad marroquíes lo impidieran.

Los expertos en ciberseguridad desechan la teoría rusa, que no tendría el sistema Pegasus, y afirman que el reino alauita ya ha espiado a otros Gobiernos con este programa. La Moncloa sigue tratando de alentar la teoría de «una multinacional» pero nadie lo compra.

Isabel Rodríguez, sola ante el peligro

El martes la teoría de Marruecos ya es la principal en casi todas las portadas. La rueda de prensa posterior al consejo de Ministros es inusual: sólo sale la portavoz, Isabel Rodríguez, pese a que es frecuente que existan tensiones por tratar de salir varios ministros a la vez para vender las medidas.

El Gobierno empieza a desvelar su estrategia y situar como cortafuegos a la directora del CNI, Paz Esteban, tras el escándalo por el espionaje a Pedro Sánchez. La portavoz, ante las preguntas sobre una posible dimisión de la responsable de la Inteligencia Española, pedía «no hablar de futuribles» y recordaba que «cada momento tiene su afán«.

Estalla la guerra entre Robles y Bolaños

Las declaraciones no gustan en Defensa. Sólo veinticuatro horas después, estalla una guerra abierta entre Margarita Robles y Félix Bolaños por quién era el responsable de la seguridad del móvil del presidente. La titular de Defensa se remite a la BOE que recuerda que compete a la secretaría general de Presidencia, por aquel entonces en manos de Bolaños. Robles, que ese día comparece ante la comisión de Defensa del Congreso, elogia a Paz Esteban: «no voy a tolerar que se hagan imputaciones a quien no puede defenderse».

Pedro Sánchez intercede. Robles y Bolaños mantienen una conversación telefónica el miércoles por la tarde y el ministro de Presidencia sale el jueves a reconocer que la responsabilidad del móvil de Sánchez es «del Gobierno en su conjunto».

Ese mismo día, el portavoz del PSOE en el Congreso, Héctor Gómez, tras la comparecencia de Esteban en la Comisión de Secretos Oficiales, descarta el cese de la directora del CNI: «No estamos en fase de ceses«. La contundencia del canario choca con la ambigüedad de Rodríguez, sólo 48 horas antes.

¿Estrategia fallida de López?

La tensión se ha rebajado pero ya nadie duda que la crisis ha desbordado al Gobierno. Algunos en el Gobierno y en el PSOE, que los primeros días afirmaban que el asunto «era muy grave» y defendían la denuncia, se muestran ahora devastados con el espectáculo vivido y apuntan en privado a Óscar López , el hombre que el lunes se sentó en primera fila, como artífice de este caos. Le culpan de no haber previsto todas las situaciones y de la derivada que ha ido tomando el caso.

¿Qué pretendía?, es lo que muchos se preguntan en el PSOE. Pocos lo entienden y muchos lamentan que el espionaje a Sánchez haya acabado por abrasar, queda por ver el grado de las quemaduras, al que era su mayor activo hasta hace unas semanas: Félix Bolaños.