Seis meses han pasado desde la salida de la dirección de Vox Málaga capitaneada por José Enrique Lara, y ahora que las mesas informativas, las cenas con cochinillos (los de cuatro patas), las caravanas de coches del 1 de mayo, las visitas guiadas a la Alcazaba, los mítines de Ortega Smith… congregan a cuatro gatos, ¿en qué notáis el cambio? El cambio ha consistido en que un puñado de nulidades políticas e intelectuales se hagan con el partido como el polizonte que se hace con el timón de la nave antes de llevarla a pique. En Vox Málaga hay ya un problema estructural de muy difícil remedio, y Ortega Smith ha sido, en parte, culpable por haber permitido a Patricia Rueda impregnarle al partido su ya legendaria incompetencia.
Dios me libre de echar más leña al fuego de un partido donde casi la mitad de los afiliados ha dejado de pagar sus cuotas, pero si escribo estas líneas es porque quiero ser constructivo con Vox Málaga, y porque creo que en la actual división del partido hay algo más profundo que la simple torpeza de “Barbie”, y que los complejos incurables de Sevilla, y que la insoportable liviandad intelectual del “Chusquero”, y que la arrogante ridiculez del “bombero torero”, y que el trepismo elevado a arte de Sonia Crespo, y que la grotesca declamación de Carlos Zaragoza, y que la presunción de Fernando González, y que el camaleonismo del conde de Fuengirola, y que el sol que más calienta a Noelia González, y que la baja estatura política de Gema Carrillo, y que la mendacidad de la parejita que anida en la Villa Blanca… La división en Vox Málaga lo propicia que ninguna de las personas mencionadas tenga la capacidad de hacer de pegamento imponiendo a las bases una autoridad moral de la que todos ellos carecen. Solo una persona puede socorrer al partido para liberarlo de ese designio al que quieren llevarlo sus peores tutores. Esa persona se llama Antonio Pulido y cuenta con el apoyo de las mejores cabezas del partido y con el respaldo abrumadoramente mayoritario de los afiliados.
Me consta que Antonio Pulido no tiene ambiciones políticas pero sí vocación de servicio. Es un hombre leal y de una pieza, en las antípodas de esos mierdecillas que pierden la dignidad, el alma y hasta el culo por cualquier puestecillo susceptible de lisonja.
Antonio Pulido es un hombre fuerte de cuerpo y alma, con notable talante, que representa lo mejor de la historia del partido en Málaga y también lo más noble de la condición humana. Se trata además de un cualificadísimo profesional de éxito, que no necesita de la política como medio de vida. Se entiende pues que los que deben su supervivencia económica a la de Ortega Smith como responsable de desOrganización del partido, estén tan inquietos con quien se está convirtiendo (incluso en contra de sus deseos) en la figura descollante para los afiliados que quieren un cambio radical en Vox Málaga.
Espero en Dios que el sentido común y la altura patriótica de miras permita a Vox Málaga salir del territorio encenegado que le ha sido vedado. Si muchos de los encanallados cargos orgánicos amaran al partido solo unas décimas más que a ellos mismos, se unirían también al clamor contra la Gestora.
