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Asaltaron a chicos desalojados por una amenaza de bomba

Las amenazas de bomba a los colegios de la Región ya se constituyeron en una moda lamentable que suma contratiempos. Y peligros.

Además de los trastornos que generan en los establecimientos educativos, en las últimas horas hubo un accidente de tránsito que involucró a un patrullero que acudía a una de estas denuncias (ver página 17) y ahora se conoció que en medio de los desalojos, algunos chicos han sufrido episodios de inseguridad a manos de delincuentes que sacan provecho de esas circunstancias.

Eso fue precisamente lo que les pasó a algunos alumnos del colegio industrial Albert Thomas, situado en 1 y 57, que fueron asaltados por otros menores en el Bosque.

Sin poder disimular su fastidio, el padre de uno de ellos confirmó que el incidente sucedió el martes a la mañana, alrededor de las 11, después de que alguien llamó al colegio para avisar que “habían colocado una bomba”.

En la puerta de su verdulería de 46 entre 3 y 4, Antonio (51) explicó que, igual que en otras ocasiones, “las autoridades decidieron evacuar rápidamente a todos los alumnos y al personal”, para evitar cualquier riesgo.

En la escuela no había ningún explosivo, pero el peligro estaba afuera.

“No es la primera vez”

“Como había pasado otras veces, un preceptor salió del colegio con los alumnos del primer año del secundario, entre ellos mi hijo de 12 años, y los llevó detrás del Bosque”, comentó el comerciante, agregando que mientras distintos grupos de chicos permanecían en ese sector cercano al colegio, “tres pibes de unos 16 años se acercaron a mi hijo y a otro compañero, para pedirles que les dieran todo lo que tuvieran de valor”.

Para hacer más convincentes las amenazas y evitar que los chicos intentaran pedir ayuda, los ladrones les mostraron un cúter que prometieron usar, contó Antonio, sin pasar por alto que “parecían dispuestos a herirlos”.

Cuando sacan del colegio a los chicos, deben pedir vigilancia policial para cuidarlos”
Antonio (51 años, comerciante) Papá de un alumno damnificado

“A mi hijo y a su compañerito les robaron sus respectivos tableros de dibujo, que tienen un costo de 2.000 pesos cada uno”, lamentó Antonio, en esa verdulería en la que trabaja más de 10 horas diarias para mantener a su familia y garantizarle el futuro a sus hijos.

El hombre se encargó de aclarar que esa “no fue la primera vez que jóvenes les roban a los alumnos del colegio industrial cuando son llevados al Bosque ante una alarma de bomba” y recordó que “en otras ocasiones les han quitado a los chicos mochilas y celulares”.

Más allá de las similitudes entre los hechos, las víctimas creen que los perpetraron autores distintos, aunque no descartan que pertenezcan a la misma banda.

“Tras que pierden horas de clase, encima les roban”, se quejó Antonio.

Los asaltos y ataques violentos contra los alumnos de la Región afectan a toda la comunidad educativa, ya que no es una problemática de un colegio en particular.

En todos los casos se reclama prevención y refuerzo de patrullajes en los horarios más peligrosos: la entrada y la salida.