Cristina Kirchner evalúa, por estos días, la posibilidad de convocar a una movilización frente al Congreso el 29 de noviembre próximo, día en que jurará como senadora electa. Una plaza llena sería un mensaje de fuerza hacia el peronismo, cuando el bloque PJ-FPV está próximo a quebrarse. También sería una protesta contra el Gobierno en la previa al período de sesiones extraordinarias, cuando se tratarán las reformas que Mauricio Macri busca aprobar antes de fin de año. Sin embargo, una plaza semi vacía podría leerse como una señal de debilidad en su primer paso legislativo.
Estar presente el día de la jura en el Senado, para la ex mandataria, es de suma importancia. Se vio reflejado en su decisión de suspender la gira política por Europa que tenía programada hacía meses. El lunes pasado, las autoridades del Senado anunciaron que el juramento tendría lugar el 29 de noviembre, cuando la senadora electa planeaba viajar a París. Y aunque podría haber justificado su ausencia y jurado en alguna de las sesiones del periodo de prórroga, Cristina eligió quedarse.
Desde el kirchnerismo aseguran que distintos movimientos sociales manifestaron sus intenciones de congregarse en la plaza frente al Congreso como señal de apoyo a la ex mandataria. Cristina no descarta promover, ella misma, una acción de ese tipo.
Sin embargo, en su espacio tienen dudas, aseguran cerca del diputado nacional Máximo Kirchner, por el horario y el día de la ceremonia. «Un martes a las 10.30 de la mañana la gente labura y los chicos en esa época están rindiendo examen. Si movilizás, tenés que movilizar», aseguran.
Si Cristina convoca, la plaza debe estar llena, dijo una fuente de Unidad Ciudadana en Diputados. Sobre todo días antes del tratamiento sobre tablas de las reformas tributaria y provisional que intentará aprobar el Gobierno junto a sus aliados en consenso con los gobernadores y senadores. Además, la postal de tan sólo un puñado de personas con las banderas de UC frente al Palacio del Congreso empañaría el historial de movilizaciones masivas que supieron construir en los 12 años de sus gobiernos y durante los primeros meses de gestión macrista nacional.
Cómo se prepara Cristina para la jura
Mientras se acerca la fecha de la jura, la ex mandataria asiste casi a diario al Instituto Patria. Lejos del ostracismo en Santa Cruz durante los meses previos a la campaña, la senadora electa llega todos los días a las 16 al edificio del antiguo hotel de la calle Rodríguez Peña y sube a su oficina, en el segundo piso. Allí conversa con quienes fueron sus armadores de campaña y recibe, muchas veces junto a su hijo Máximo, a distintos referentes y operadores de su espacio y del PJ. Prepara el terreno para evitar, o suavizar, desde el Congreso o en la calle, las reformas que busca aprobar el Gobierno.
También consensúa el armado político del año próximo. Quiere que Unidad Ciudadana «sea una fuerza nacional». Para eso planea apoyarse en los gobernadores de las provincias donde son oficialismo, aunque sean pocas. Gustavo Bordet, de Entre Ríos, y Domingo Peppo, de Chaco, están entre los principales interlocutores con el interior kirchnerista.
La conformación de una estructura fuerte de poder, en este contexto, no es tarea fácil para el cristinismo. En especial luego de los cimbronazos de las últimas semanas por las detenciones del vicepresidente Amado Boudou y el ex ministro de Planificación, Julio De Vido, entre otros ex funcionarios.
Hace unos días, Unidad Ciudadana experimentó un nuevo sacudón, con la carta donde el ex jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, se despachó contra la ex presidenta por el armado del nuevo espacio por fuera del peronismo y su falta de compromiso con «los leales que están presos por leales». En el Instituto Patria le restan importancia a estas fracturas y pases de factura. Atribuyen el mensaje de Aníbal a su resentimiento por la falta de pertenencia a un espacio. «Su problema es que no está en ningún lado, que no tiene nada para hacer».