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Los soldados adictos a las apuestas

El mes pasado, Pavlo Petrychenko, un sargento subalterno del ejército ucraniano, alertó al presidente Volodimir Zelensky de un grave peligro que amenaza a sus militares: los juegos de casino y las apuestas en línea.

Estos juegos, en alza entre los soldados en servicio, han llevado a muchos de ellos a perder todo su sueldo y a endeudarse, advirtió.

La adicción es tal que hay militares que vendieron drones del ejército y cámaras térmicas, dejando de lado su propia seguridad en aras de la esperanza fugaz de hacerse ricos en unos clics.

Agotados por más de dos años de guerra, los soldados, alejados de sus familias y poniendo en peligro constantemente su seguridad, buscan en las juegos de casino (ruleta, poker, etc.) y en las apuestas una escapatoria y un aumento de la dopamina, según militares que abogan por un control estricto de los juegos.

“Para muchos, jugar con dinero se ha convertido en la única manera de gestionar el estrés”, afirmó Petrychenko, instando a prohibirlo para los soldados.

El llamado de este sargento recibió 26.000 firmas en pocos días, lo suficiente para que el presidente diera una respuesta formal.

Zelenski firmó el 20 de abril un decreto que prohíbe los juegos de apuestas en línea para los soldados, limita la publicidad, prevé una campaña de sensibilización sobre esta adicción y bloquea las webs ilegales.

Petrychenko lanzó la alerta pero no pudo ver los resultados. Murió en el frente, en la región de Donetsk, cinco días antes de la firma del decreto presidencial. Su petición, no obstante, suscitó un debate nacional sobre la cuestión.

El legislador Oleksiy Goncharenko afirma que de 10 soldados que combaten en el frente nueve son adictos a las apuestas.

“Es un problema que destruye la moral de las tropas en este momento”, añade en Telegram.

Ivan Zadontsev, oficial a cargo de la comunicación del batallón Aidar, explica que un soldado de su unidad ganó 2,5 millones de grivnas, unos 63.000 dólares, que volvió a jugar inmediatamente y perdió.

“Pensó que podía ganar todavía más, y por eso lo perdió todo”, cuenta.

Otro ganó un jackpot de 60 millones de grivnas (más de 1,5 millones de dólares), y desertó.

Para explicar el fenómeno, Zadontsev habla de los salarios de los militares, de unos 120.000 grivnas (3.000 dólares), seis veces la media nacional. Esto hace que algunos “pierdan la cabeza”, considera.

Para Oksana Syvak, ministra adjunta a cargo de los antiguos combatientes, se trata sobre todo del impacto psicológico de una guerra de larga duración.

“Durante los conflictos de este tipo, la gente se sumerge en el alcohol, las drogas, fuma cannabis o (…) abusa de los juegos de apuestas”, asegura.

“Es una consecuencia de la guerra”, añade. “Los juegos de apuestas son una forma de escapar a la realidad, una reacción secundaria a un grave traumatismo”.

Empresas ilegales

Los juegos de apuestas en línea son un sector boyante en contraste con la economía general ucraniana, devastada por la guerra.

En el centro de Kiev incluso se pueden ver carteles publicitarios que los anuncian.

Este aumento suscita dudas entre la industria, que teme que prosperen las empresas ilegales.

Anton Kuchukhidze, presidente del Consejo ucraniano de Apuestas, estima que existen 1.200 webs ilegales, de las que 300 o 400 son de empresas rusas.

Asegura, sin embargo, que no hay pruebas de que los soldados ucranianos sean adictos al juego.

“Cuando una persona está en las trincheras, no puede jugarse el dinero porque simplemente no hay internet”, dice. Las antenas Starlink, un servicio de conexión por satélite, “son utilizadas para los drones, el reconocimiento, y no para los juegos de apuestas en línea”, insiste.

No hay conexión móvil en las zonas cercanas al frente, pero los soldados utilizan a menudo sus teléfonos y se conectan con los dispositivos Starlink.

Según Kuchukhidze, el número de jugadores en los casinos en línea se acerca al nivel de antes de la invasión rusa.

Los militares que defienden un control más estricto del sector aseguran sin embargo que la industria se centra sobre todo en los soldados, aprovechándose de su vulnerabilidad psicológica y su salario. (AFP)