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Locura y barbarie en el Bosque

Por faltas de garantías, en el marco de serios episodios de violencia que comenzaron afuera del estadio, y rápidamente se trasladaron a la cancha por los efectos de gases lacrimógenos que ocuparon espacios dentro del campo de juego y las tribunas, el partido entre los equipos de Gimnasia y Boca, por la fecha 23 de la Liga Profesional, quedó suspendido después de haberse jugado tan sólo 9 minutos.

Increíble, verdaderamente, lo ocurrido en el estadio albiazul de 60 y 118, con episodios dramáticos, dentro de la cancha, porque hubo jugadores afectados por el humo proveniente del exterior, lo mismo que fanáticos del Lobo que al tratar de abandonar las tribunas se encontraron con las puertas cerradas que, de acuerdo a testigos, fue el origen del escándalo.

En este contexto se produjo el fallecimiento de un hincha que por los efectos del humo y de una situación general que se generalizó, debió ser trasladado a una ambulancia, en cuyo interior perdió la vida a raíz de un episodio cardíaco, sobre el cual se brindan detalles por separado.

El partido empezaba a tomar forma, con el equipo Tripero buscando imponer su juego, cuando de repente una nube de humo comenzó a invadir la cancha, determinando como primera reacción el pedido de Néstor Gorosito y Hugo Ibarra, los técnicos, reclamando la interrupción de las acciones.

A esta altura de la noche, el humo era la consecuencia de los gases lacrimógenos disparados por la Policía en las afueras del estadio, en el marco de un enfrentamiento con un importante número de seguidores de Gimnasia que pugnaban por ingresar con sus entradas en mano.

Ente las primeras medidas que se tomaron se destacó la clausura del estadio albiazul

Los gases lacrimógenes cubrieron todo el Bosque en general, y el estadio albiazul en particular, determinando el abandono del terreno de juego por parte de ambos equipos; mientras en su desesperación por encontrar aire, muchos hinchas invadieron el campo de juego mientras desde los altavoces se comunicaba que estaban llegando ambulancias.

Antes de retirarse, hubo jugadores, como Brahian Alemán, de Gimnasia, y Marcos Rojo, que llegó con la delñegación boquense, que atendieron a los hinchas haciéndoles llegar botellas de agua. Otro,como Oscar Piris, minutos después, corrieron desesperados buscando a familiares que estaban dentro de la cancha. Hasta Hernán Mastrángelo, el árbitro que sobre las 22:15 decidió suspender el partido por falta de garantías, quedó afectado por los gases.

Las estampidas que se repitieron en las inmediaciones, una y otra vez, fueron consecuencia de una serie de episodios relatados por testigos presenciales, quienes en su mayoría responsabilizaron a los efectivos que estuvieron a cargo del operativo de seguridad.

La decisión de haber cerrado las puertas de acceso antes de comenzar el partido generó reacciones, de uno y otro lado, y se dio por seguro que del lado de la Policía se registraron disparos de gases lacrimógenos, gas pimienta y balas de goma, mientras que la respuesta fueron piedrazos.

Hinchas del Lobo, desesperados, abandonaron las tribunas e ingresaron a la cancha / Dolores Ripoll

Un empujón a una nena, por parte de un uniformado, habría generado otro foco de violencia, con enfrentamientos que se multiplicaron afuera del estadio Juan Carmelo Zerillo, incluyendo corridas, más disparos y despliegue de uniformados que no podían ponerle punto final a una noche que va a quedar en la historia como una de las páginas negras del fútbol argentino.

Las imágenes fueron muy tristes, adentro y afuera, porque hubo muchísimos afectados por los gases lacrimógenos, en particular adentro del estadio, y heridos con proyectiles, que se atendieron en las ambulancias que llegaron a tales efectos o bien se retiraron a sus domicilios particulares tratando de dejar atrás un episodio que recordarán durante toda la vida.

A las 22:15 la Liga Profesional, a través de las redes, comunicó la suspensión del partido, y en adelante se manifestaron, a través de diferentes vías, el ministro Sergio Berni, de Seguridad, y el intendente Julio Garro, mientras la organización del torneo buscaba alternativas para reprogramar el encuentro interrumpido a los 9 minutos, clave además en la definición por el título de campeón.

Las comunicaciones se cruzaron buscando una salida para la continuación del partido, aunque lo más grave, evidentemente, tenía que ver con la gravedad de lo ocurrido en una noche durante la cual la violencia le ganó al fútbol por goleada, y como saldo, más allá de los heridos, dejó un muerto mientras era atendido en el interior de una ambulancia.

Al cierre de esta edición el clima era muy pesado, con versiones encontradas sobre cada uno de los episodios de una noche de terror.

Gorosito, el árbitro y los asistentes, también fueron víctimas de los gases lacrimógenos / Dolores Ripoll