Inicio Argentina Muchas motos sin papeles y además protagonistas de un tránsito peligroso

Muchas motos sin papeles y además protagonistas de un tránsito peligroso

Datos oficiales y privados permiten señalar que muchas motocicletas en la Ciudad circulan sin la correspondiente patente, que constituye un elemento fundamental para la identificación y, además, para el correcto registro legal y judicial de esos vehículos. De ello depende, también, que las autoridades puedan eventualmente detener y sancionar a quienes las conducen.

En la edición de ayer se detallaron los pasos que deben seguir los dueños de motocicletas para normalizar la situación de sus vehículos y la propia de ellos, aunque de acuerdo a los datos que se vienen sumando son cada vez más los “avivados” que permanecen al margen de la legalidad, de modo de no pagar las tasas y patentes que puedan corresponder.

Más allá de la alternativa de estar ante motos robadas, circular sin patente es causal de multas de tránsito, que en el caso de las motos, pueden superar los 77 mil pesos. Y a su vez, esta falta puede ser motivo de secuestro del rodado y retención de la licencia de conducir. El informe publicado ayer ofrece precisiones sobre los trámites que deben realizar quienes se encuentren en infracción.

A este contexto preocupante y poco valioso se debe sumar la cada vez más alta conflictividad que exhiben las motos en su circulación callejera, con riesgos para los conductores y terceros como una eventualidad cada día más posible y lamentable. Los datos estadísticos sobre incidentes viales protagonizados por las motociclistas en la Ciudad no abren campo a ninguna duda.

Basta detenerse junto a cualquier semáforo y observar. Los primeros y casi únicos en cruzar con luz roja, casi ya con total naturalidad, son muchos motociclistas. En esto se caracterizan esencialmente los deliverys, que cruzan con luz roja y circulan a velocidades impropias de una ciudad, muchos de ellos sin luces de posición ni chalecos reflectantes.

Motos que zigzaguean en las avenidas y rutas, que realizan sobrepasos a centímetros de automotores de mayor porte, ya sea por el carril derecho, el central o el izquierdo, buscando ganar metros cuando tránsito está detenido por una luz roja. Allí consiguen llegar hasta la vanguardia de esas columnas y luego trasponen sin problema el semáforo en rojo. Nadie los controla ni detiene.

Rodados de dos ruedas que transportan algunas veces como acompañantes a una mujer y dos niños de corta edad; uno de ellos entre los dos adultos y el segundo a la zaga de la mujer. En total cuatro y en muchas oportunidades ninguno de ellos con casco colocado.

No solo pierden la vida los conductores y, en ocasiones, sus acompañantes, sino que en cada uno de estos incidentes suelen quedar personas heridas, algunas gravemente. En el caso de los heridos, debe tomarse en cuenta que además de las graves secuelas que suelen padecer, algunos de ellos, lamentablemente, fallecen después, sin que figuren luego en las estadísticas de mortalidad vial.

La lista de irregularidades es enorme. No cabe sino insistir en lo que sostienen los especialistas viales desde hace mucho tiempo. Esto es, en la necesidad de que se les inculquen a los chicos y jóvenes principios propios de educación vial, que les permitan tomar cabal conciencia de lo que significa socialmente conducir un vehículo, sea del porte que sea, en una política de prevención que debe alcanzar también a los futuros peatones. Sin que se eleve sustancialmente la cultura vial de la población, será ilusorio aguardar mejorías.