Inicio Colombia Atarraya, la editorial microscópica que está en crecimiento

Atarraya, la editorial microscópica que está en crecimiento

Ignacio Piedrahita, geólogo y escritor, recibió una llamada inesperada de una editorial independiente. Le propusieron recopilar varios textos suyos aparecidos con anterioridad en la revista de la Universidad de Antioquia y el periódico Universo Centro.

Como ya conocía los tres libros publicados por el naciente proyecto editorial, aceptó la propuesta con entusiasmo y añadió algunos textos inéditos.

“Me llamaron porque querían empezar una colección de narrativa, lo que habían sacado hasta el momento era solo poesía. En esos libros habían logrado un buen balance entre el diseño agradable y un buen contenido”, relata Piedrahita.

La editorial que se puso en contacto con el geólogo nació en el 2015. Su nombre, Atarraya, es una metáfora de esa red que atrapa peces en la inmensidad del océano. Lina María Parra, una de las fundadores del proyecto, comenta que el nombre se le ocurrió a Santiago Rodas, su socio en esta aventura editorial.

Ese fue el comienzo de Atarraya. Esa primera edición fue solo de poesía y nos fue muy bien. Lo que hicimos fue comenzar a reunir gente de la ciudad alrededor de este nuevo proyecto

“Es claramente una metáfora, pero también tuvimos en cuenta que tuviera cierta sonoridad, que la palabra rodara en la boca”, agrega.

Así como la atarraya atrapa a los peces desprevenidos, la editorial se expande como una red en busca de las nuevas voces de la ciudad. El comienzo del proyecto no es demasiado claro.

Lina y Santiago se conocieron en la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) mientras estudiaban Filosofía y Letras. Con otros compañeros formaron un grupo de lectura y escritura al que llamaron Tragatinta. Entre todos leían los textos que escribían, los corregían y hacían las sugerencias pertinentes a los autores.

El grupo literario, sin embargo, languideció con el tiempo. Cada uno tomó su camino. Lina, por su parte, se fue a estudiar fuera del país. Pero, una vez volvió, se encontró con Santiago para comenzar un nuevo proyecto.

En el 2015 analizaron el panorama de las editoriales independientes en Medellín. Se hicieron una pregunta básica: ¿Quién más, como ellos, estaba escribiendo en la ciudad?

Entonces fundaron la revista Gris. Santiago, quien también estudió publicidad, se dio a la tarea de diagramarla. “Ese fue el comienzo de Atarraya. Esa primera edición fue solo de poesía y nos fue muy bien. Lo que hicimos fue comenzar a reunir gente de la ciudad alrededor de este nuevo proyecto”, explica Lina.

Gris tuvo una segunda aparición. En esta edición se publicaron los cuentos de los colaboradores que quisieron participar en la convocatoria que la misma editorial abrió. Para los fundadores fue una grata sorpresa que el correo se llenara de textos de escritores nacientes que querían ver sus creaciones publicadas.
Libros bonitos y bien editados

Somos una editorial microscópica que crece muy lento. Los tirajes son de 300 ejemplares. Sin embargo, se han vendido muy bien

Si bien la revista satisfizo las expectativas de los fundadores, estos pensaron que era el momento de dar el gran salto: publicar libros. Ese mismo año se lanzó el poemario Trampas tropicales, del mismo Santiago Rodas.

Lina recuerda que sin ir a los medios ni hacer publicidad, el libro fue vendiéndose hasta agotarse. “Somos una editorial microscópica que crece muy lento. Los tirajes son de 300 ejemplares. Sin embargo, se han vendido muy bien. Preferimos la angustia de tener que reeditar un libro a la preocupación de tenerlos guardados sin poderlos vender”, dice Lina.

En el 2017 Atarraya publicó La vida como era, de la joven poeta Manuela Gómez. Para Lina, este libro, como los otros tres que ha editado su emprendimiento, tiene un atractivo especial: el complemento entre el contenido literario y la ilustración. “Nuestros libros tienen todos unas ilustraciones que acompañan el texto, esto les da un valor estético muy grande”, explica.

La editorial ya había publicado, entonces, a dos voces nuevas. La idea era que Atarraya no se encasillara como un proyecto únicamente abierto para escritores primerizos. Con esa idea en mente se pusieron en contacto con la poeta Inés Posada, quien ya tiene una trayectoria formada. De ahí nació Lo lento, lo pequeño, lo cercano, un libro de poemas bellamente editado e ilustrado.

Siguiendo por la misma línea de autores con trayectoria fue que decidieron proponerle a Ignacio Piedrahita la publicación de sus textos.

El resultado fue El velo que cubre la piedra, un libro escrito por Piedrahita que está acompañado de las fotografías de Carlos Felipe Ramírez. “Me dio mucha confianza trabajar con ellos. Una cosa importante, que tal vez no pasa en las grandes editoriales, es que el trabajo se hace de manera conjunta. Es decir, yo hice la selección de los textos y ellos sugerían cambiar algunos títulos, por ejemplo. Me los ayudaron a mejorar”, dice

Miguel Osorio Montoya
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN