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Cárcel de Tuluá: madre buscó a su hijo en clínicas, pero no estaba vivo

En aquella madrugada del martes 28 de junio, cuando se enteró sobre un incendio que consumía el patio 8 de la cárcel de Tuluá, Katerine Arroyo se apuró para llegar al penal.

Cárcel de Tuluá

En el pabellón 8 de la estructura carcelaria ocurrió el intento de motín e incendio.

Foto:

Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO

Llegó buscando a su hijo Larry Alejandro Arroyo Castillo, pero  nadie le daba razón. 

En medio de la aglomeración que se formó en las primeras horas de ese martes, esta humilde mujer afrodescendiente, con los ojos encharcados, clamaba por saber dónde estaba su hijo. 

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Albergaba la esperanza de que estuviera vivo y apenas supo sobre la lista de sobrevivientes se ilusionó de encontrar el nombre de Larry, pero no fue así.

No obstante, esta mujer que ha sacado a su familia adelante con diferentes oficios, se desplazó al hospital de Tuluá Tomás Uribe Uribe y a otros centros asistenciales de esta ciudad, en el centro vallecaucano. Pero nadie le daba razón.

La esperanza la movilizó a ir de un lado a otro, buscando respuestas. 

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«Nadie me decía nada. No sabía si estaba vivo y si lo estaba tampoco aparecía en el listado de heridos. Él estaba en el patio 8. Fui a cuanto hospital había. Esperaba que estuviera entre las personas vivas”, aseguró la compungida madre del interno Arroyo.

Dijo que al penal llegó a las 6 de la mañana. 

En la tarde, cuando hubo un primer reporte del listado de fallecidos, su corazón se aceleró, pero no no escuchó el nombre de Larry. Eso la tranquilizó en parte, pero la zozobra continuaba. 

«Iba de un lado a otro y me decían: ‘No sabemos'», siguió contando. 

Tras casi un día de incertidumbre, el dolor la dominó. Cuando escuchó de viva voz el nombre de Arroyo Castillo Larry, la señora quedó paralizada. No quería creer que era su hijo quien estaba entre las víctimas. 

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Comenzó a llorar, en medio de otros familiares que gritaron y lloraban al ir comprendiendo que sus seres queridos quedaron atrapados por el incendio, tras una riña entre dos internos que se derivó en un motín y luego se produjo la conflagración devastadora. 

Ella aún está tratando de verificar si realmente Larry es el mismo que aparece en el listado de víctimas mortales. 

La madre del interno contó que un día antes había hablado con él. «Me dijo que estaba bien. No me dijo nada más. No dijo ningún problema. Solamente que estaba bien. Hablamos lo normal», comentó. 

Como otros familiares, confundidos por la noticia sobre los 51 muertos, la madre de Larry Arroyo busca la verdad de lo sucedido; cómo perecieron este y los demás internos del patio 8 y cuándo reclamar el cuerpo, luego de que la Fiscalía informó que los 51 cadáveres serán trasladados a la sede del Instituto Nacional de Medicina Legal, en Cali. 

Incidentes durante espera de familiares en la cárcel de Tuluá

Incidentes durante espera de familiares en la cárcel de Tuluá

Foto:

Santiago Saldarriaga / EL TIEMPO

En medio del dolor que embarga a las familias, varias personas han pedido una investigación de los hechos, pues muchos dudan de la versión de los guardias del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) sobre la riña que habría desatado el incendio y la posterior tragedia.

La Procuraduría General de la Nación confirmó que abrió indagación previa con el fin de verificar lo ocurrido en la mencionada cárcel. “El órgano de control ordenó la práctica de pruebas, con el fin de establecer si existe responsabilidad disciplinaria de servidores públicos por acción, omisión o extralimitación de funciones”, informó la entidad.

La Fiscalía asumió la investigación de los hechos antes, durante y después de la conflagración y conformó para tal fin un equipo integrado por 25 personas, entre fiscales especializados, investigadores y técnicos en criminalística del Cuerpo Técnico de Investigaciones, CTI, al que se sumaron peritos forenses de Medicina Legal.

Las primeras informaciones de los hechos dan cuenta de que alrededor de la 1 a. m. se presentó una riña entre prisioneros, quienes presuntamente tenían armas blancas artesanales, en el pabellón 8 de la cárcel de Tuluá. Este es un centro penitenciario de mediana seguridad que alberga a más de 1.200 sindicados y condenados.

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Cárcel Tuluá

Cárcel de Tuluá, sitio donde ocurrió la tragedia que deja 51 muertos.

Foto:

@juanfotosadn / EL TIEMPO

La disputa entre los internos se fue escalando hasta el punto de que algunos funcionarios de la cárcel debieron intervenir.

Sin embargo, la reacción de los presos fue incendiar colchonetas para defenderse, y eso desencadenó un gran incendio descontrolado en la estructura.

Durante la madrugada, bomberos y servicios de emergencia intentaron controlar la situación en el centro carcelario.

Según las autoridades, la mayoría de decesos fueron ocasionados por la inhalación de humo en el incendio.

La cárcel de Tuluá está conformada por pabellones de primera generación de más de 60 años de antigüedad. Debido a esto, las estructuras no están preparadas con un sistema antiincendios, por lo que los funcionarios intentaron controlar la situación con extintores portátiles.

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Además de esto, la cárcel estaría albergando alrededor de 1.270 prisioneros, con una sobrepoblación registrada del 17 %, es decir, unas 200 personas de más.

Según los últimos reportes de las autoridades, los presos habrían fabricado armas blancas artesanales, a partir de cepillos de dientes y otros utensilios propios de la cárcel.

CALI