Inicio Colombia La Gabarra conmemora 20 años de una masacre que se tiñe de...

La Gabarra conmemora 20 años de una masacre que se tiñe de impunidad

José Luis Tuta recuerda el estrépito de la balacera de esa noche, porque junto a su familia llegaba en silencio a su hogar después de asistir a una jornada de sanción en su iglesia pentecostal. Era el 21 de agosto de 1999, y ni él, ni tampoco el resto de los de moradores del corregimiento de La Gabarra, del municipio de Tibú (Norte de Santander), se imaginaban que estas detonaciones iban a ser el inicio de un baño de sangre de dos días, cuyo saldo fatal fue de cerca de 70 muertos.

Este sobreviviente tenía 36 años y en toda su vida no había visto tantos cadáveres de vecinos desperdigados en las vías polvorientas de su pueblo. En una calle principal eran siete; en otra esquina eran ocho y luego aparecían otros cinco más. La escena se asemejaba a un volcán, pero en lugar de escupir lava, brotaba muertos de las entrañas de la tierra.

Lo único que realmente nos devolvería un poco de paz es saber toda la verdad, porque 20 años después aún reina la impunidad y la incertidumbre

Dos décadas después, esta ‘erupción’ fatídica, causada por una incursión paramilitar del Bloque Catatumbo de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en alianza con las Fuerzas Militares, no se ha logrado sanar en la memoria de este caserío, que hoy vive en medio de la violencia y del narcotráfico.

“Aunque se supo que el Ejército estuvo detrás de este hecho, no sabemos por qué lo hicieron y realmente quiénes ordenaron esta matanza. Lo único que realmente nos devolvería un poco de paz es saber toda la verdad, porque 20 años después aún reina la impunidad y la incertidumbre”, relató Tuta.

Este miércoles, la Comisión de la Verdad, creada en virtud de los Acuerdos de Paz con las Farc, realizará una sentida conmemoración de esta masacre, que se perpetró a oscuras por 200 ‘paras’, según el Centro Nacional de Memoria Histórica.

Aunque el CTI de la Fiscalía documentó inicialmente la muerte de siete personas en esa fecha, la cifra fue ascendiendo, pero sin tenerse una certeza del número total de fallecidos, porque -de acuerdo con versiones entregadas una vez se produjo su desmovilización- los agresores también arrojaron al río Catatumbo los cuerpos de algunas de sus víctimas en un intento por borrar la gruesa estela de destrucción.

El número de muertos de esta masacre no se pudo precisar con exactitud, porque los autores revelaron en versiones libres que algunos cuerpos fueron arrojados al río Catatumbo para borrar su rastro.

Foto:

Archivo EL TIEMPO

Para Saúl Franco Agudelo, integrante de esta comisión dedicada a esclarecer los crímenes del conflicto armado, esta acción sigue sumida en la impunidad a pesar de las condenas proferidas por tribunales contra militares y desmovilizados del paramilitarismo, quienes forjaron una macabra alianza para provocar este doloroso desenlace.

“La historia de este país ha estado tejida de sangre, de dolor y de muchas víctimas. Nosotros estamos muy interesados de que este acto no sirva para estigmatizar, sino para revisar por qué pasó y, peor aún, por qué sigue pasando esto. Desafortunadamente, sigue ocurriendo estos hechos. Esta conmemoración debe mirar y sentir el pasado, pero para tratar de entender y el futuro. Muchas cosas se han sabido, pero no todo”, indicó este comisionado.

Franco Agudelo aseguró que el órgano investigador tiene previsto auscultar los archivos secretos de la Nación para extraer los detalles ocultos sobre este hecho violento y construir un relato con pobladores, victimarios y agentes del Estado que ofrezca verdad a las víctimas.

Otro tema preocupante para este médico de profesión es la reincidencia de este espiral de violencia, que sigue sacudiendo no solo a La Gabarra, sino a la subregión del Catatumbo.

Desde 2016 hasta hoy, la violencia ha aumentado y, el miedo y los asesinatos han vuelto a oscurecer la región

Naciones Unidas y Human Right Watch han alertado en varias oportunidades sobre la creciente inseguridad de este territorio, donde la guerrilla del Eln y la disidencia del Epl, más conocida como Los Pelusos están enfrascados en una guerra por el control de las zonas abandonadas tras la desmovilización de las Farc.

“Luego del desarme de los paras y las Farc, las familias del Catatumbo sentimos mucha calma. Pero vemos que los enemigos de la paz buscan como sea estropear este proceso. Desde 2016 hasta hoy, la violencia ha aumentado y, el miedo y los asesinatos han vuelto a oscurecer la región. Creemos que están pasando cosas peores que ocurrieron en 1999 y esto nos tiene muy angustiados”, puntualizó Carmen García, delegada de la Mesa de Víctimas del municipio de Tibú.

Gustavo A. Castillo Castillo
Corresponsal de EL TIEMPO
Twitter: @Litumaescritor
CÚCUTA