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Las dos caras contrapuestas del fútbol

El escritor Reinaldo Spitaletta tiene una visión dual sobre el fútbol. Por un lado lo considera el juego de la niñez por antonomasia, el divertimento de barrio, el ejercicio de millones de personas que, solo con una esfera a la cual patear y meter dentro de un arco, pueden pasar horas ignorando las dificultades de la vida, de la pobreza; huir del tedio y el agobio.

Esa visión romántica del deporte, que se practica nada más que con fines recreativos, sin más pretensiones que matar el tedio de una tarde de domingo, se contrapone a la otra cara del fútbol: el negocio. Ese lado ‘oscuro’, en el que lo importante es la audiencia, las cámaras de televisión, las apuestas y, en fin, el dinero, termina siendo la antítesis del fútbol de barrio que Spitaletta añora.

Esas dos visiones del fútbol se encuentran en Fútbol, vida, trampa y milagros, el último libro del escritor. Con este, dice, dubitativo, ajusta unos 23 libros publicados. Pero este caso es especial: Spitaletta recopiló sus reflexiones sobre el deporte rey, desde conferencias dictadas en 1998 en el marco del Mundial de Francia hasta artículos de prensa aparecidos en el diario El Espectador.

En esas conferencias aparece la versión más noble del fútbol, la del barrio. El escritor, en este punto, recuerda cómo las mangas se convertían en verdaderos estadios, cómo los muchachos, hace varias décadas, cerraban la cuadra sin que eso generara traumas en la movilidad. Ahora, luego de que la urbanización ha acabado con las mangas y el tráfico vehicular ha crecido de manera considerable, los partidos de barrio se han convertido cada vez en un ritual más escaso. “Lo importante del fútbol, de ese fútbol de barrio, es el juego. Es decir, divertirse. Pero, además, el deporte tiene un valor estético: una buena jugada puede equipararse a una obra de arte”, explica el escritor.

El capitalismo extiende sus tentáculos por todo, el fútbol no es la excepción; eso hace que el deporte se vuelva planeado, rígido, estático

Navegando un poco más por las páginas del libro aparece, como antítesis del fútbol de la barriada, el negocio que, según el escritor, acabó con la estética del fútbol, con la improvisación, con la búsqueda infatigable de los jugadores por hacer piruetas que maravillen hasta a los adversarios. “El capitalismo extiende sus tentáculos por todo, el fútbol no es la excepción; eso hace que el deporte se vuelva planeado, rígido, estático”, lamenta Spitaletta.

Hablando sobre ese tema, precisamente, el escritor expone cómo la FIFA, más que una entidad encargada de regir el fútbol a nivel mundial, se convirtió en un Estado. “Entre un jefe de Estado de una superpotencia y el presidente de la FIFA no hay mucha diferencia. Es decir, el fútbol es otra manera de ejercer el poder y es toda una multinacional”, se lee en las primeras páginas del libro.

Pero el texto de Spitaletta no se queda solo en mostrar esas posiciones contrapuestas del fútbol. Va mucho más allá.

En un capítulo, el escritor se da a la tarea de mostrar cómo la literatura se ha valido del fútbol para expresarse. Spitaletta cita, de manera anecdótica, la vez que leyó el reportaje que Álvaro Cepeda Samudio hizo a Garrincha, el legendario jugador brasileño que pasó por Junior de Barranquila en 1968. El texto fue considerado ejemplar, por lo que a EL TIEMPO, en donde fue publicado, llegaron cientos de mensajes de congratulación para el periodista.

El escritor alude y cita cuentos y poemas que han usado al fútbol como temática principal. Aparecen, entonces, nombres de grandes escritores, como el nobel de literatura español Camilo José Cela, quien escribió Once cuentos sobre fútbol. También aparecen Mario Benedetti con Puntero izquierdo y Oswaldo Soriano con El penalti más largo del mundo. Si bien Spitaletta reconoce que el fútbol como fenómeno social ha aparecido en cuentos y poemas, lamenta que todavía no se ha escrito una novela en la que el fútbol sea la temática principal. En varias obras aparece el deporte, eso sí, pero termina siendo solo un telón, un aspecto marginal.

El libro termina con otro escritor del que siempre se habla cuando se toca el tema del fútbol: Jorge Luis Borges. Y no es precisamente porque el argentino apreciara el fútbol, sino por la animadversión que sentía por este deporte. “Mientras se inauguraba el Mundial de Fútbol en 1978 en Argentina, Borges dictaba una conferencia. Lo hizo a propósito. Lo más curioso es que el recinto se llenó para escucharlo”, dice Spitaletta.

El libro cierra así, con Borges, el anti fútbol. De esta manera, el lector encuentra una mirada rica sobre este deporte, diversa, de amores y odios. El libro se lanzará de manera oficial este domingo 16 de septiembre en el salón Humboldt del Jardín Botánico, a las 3:30 de la tarde.

Miguel Osorio Montoya
Para EL TIEMPO​@MigoroMontoya