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Los quince años del emblemático Bioparque Los Ocarros

Reposando tranquilamente a la sombra de los árboles, al igual que las dos hembras que lo acompañan; jugando desde lo más alto del tronco de un árbol con unas llantas que se mecen con cada manotazo que les da, y recorriendo plácidamente el área que comparte con unos ocarros viven un cocodrilo del Orinoco, un jaguar y una danta, respectivamente.

Los tres permanecen desde la apertura de sus puertas, hace quince años, de un lugar turístico que se ha convertido en uno de los más emblemáticos del Llano: el Biopaque Los Ocarros, ubicado a tres kilómetros de Villavicencio por la vía que conduce a Yopal (Casanare).

Con ellos llegaron, en el año 2003, ocarros, una anaconda macho, un oso andino, una nutria gigante y otros animales, muchos de los cuales hoy no están porque cumplieron su ciclo vital, como lo recordó el gerente de Corporación para el Desarrollo del Departamento del Meta (Corpometa), Carlos Eleazar López Castro, durante la conmemoración de los 15 años del parque.

Durante este tiempo, en las 5,8 hectáreas de extensión que tiene el parque temático, incluido un lago natural en el centro del parque, han nacido venados, osos palmeros, boas arco iris, anacondas, saínos, aves y peces que hoy se encuentran disfrutando de su hábitat nativo.

La danta que llegó maltraqtada al parque ha tenido cinco preñeces, dos de las cuales han sido exitosas.

Foto:

Hernando Herrera/EL TIEMPO

El cocodrilo del Orinoco, también llamado caimán llanero, llegó siendo joven al Bioparque Los Ocarros, procedente de un predio rural de la región que en ese momento estaba a cargo del entonces Inderena, la entidad que hace muchos años estuvo encargada de la protección de los recursos naturales renovables y del ambiente en todo el país.

En ese momento tenía unos 15 años y hoy sigue viendo su etapa de adulto en completa tranquilidad, junto a dos hembras, en un espacio acondicionado con unos pantanos de agua y a la sombra de los árboles del parque.

Con sus compañeras del parque han hecho varias posturas, que son encubadas y trasladadas al centro de investigación Roberto Franco de la Universidad Nacional, en Villavicencio, que se encarga de hacer trabajos de investigación y reproducción de esta especie en estado crítico de conservación.

El cocodrilo del Orinoco, también llamado caimán llanero, llegó siendo joven al Bioparque Los Ocarros,

Foto:

Hernando Herrera/EL TIEMPO

El jaguar llegó al Bioparque acompañado de otros animales como un ocelote, un cocodrilo, y dos marimondas, entre otros, que en ese momento tenía el programa de medicina veterinaria de la Universidad de los Llanos para adelantar procesos de recuperación e investigación. De los tres es el único que no ha tenido crías.

La danta la habían cazado para traficarla en La Primavera (Vichada), estaba con heridas en varias partes del cuerpo y amarrada e inmovilizada con alambres que la lastimaban. La joven hembra la trajeron al Bioparque donde la recuperaron y hoy vive tranquila, recorriendo el espacio que comparte con tres ocarros.

En los quince años la danta ha tenido cinco preñeces, dos de las cuales han sido exitosas, cuenta Enid Chacón de la Unidad de Educación del Bioparque Los Ocarros.

El oso palmero es uno de los animales silvestres más atractivo del Bioparque Los Ocarros.

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Hernando Herrera/EL TIEMPO

Hoy habitan en el Bioparque, dedicado exclusivamente a la fauna silvestre de la Orinoquia, alrededor de 1.492 animales de 148 especies y durante estos años han recibido unos 2’500.000 visitantes, sostiene el gerente de Corpometa.

“Nuestro Bioparque es sin lugar a dudas la puerta de entrada a la extensa llanura colombiana con su maravillosa gama de encantos naturales, orgullo de todos los metenses, lo que hoy nos consolida como un gran destino turístico”, asegura López Castro.

La conservación y bienestar de los animales y el turismo no son los únicos ejes primordiales del Bioparque. También tiene un convenio con la corporación ambiental Cormacarena para operar como centro de atención y valoración (CAV) de fauna silvestre rescatada del tráfico ilegal, el maltrato y los atropellos en las diferentes vías del Meta.

Los niños que visitan el parque disfrutan del juego de las nutrias en el agua.

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Hernando Herrera/EL TIEMPO

Una vez los traen reciben manejo integral por parte de médicos veterinarios, nutricionistas, biólogos y cuidadores que durante las 24 horas del día velan por su bienestar y tras recuperados totalmente, disponen de su liberación, los llevan a reservas forestales. En quince años, más de 5.000 animales han sido recuperados y devueltos a su hábitat.

La otra tarea del Bioparque es el proceso educativo e investigativo a través de acuerdos suscritos con las universidades de los Llanos, Cooperativa, Santo Tomás, Uninacional de Antioquia, de Ciencias Ambientales, Javeriana, Libre de Socorro y San Martín.

El Bioparque, que tomó su nombre Los Ocarros, un armadillo gigante que excava las madrigueras en las que duerme y que puede superar los 40 kilogramos de peso es hoy la casa del cocodrilo del Orinoco, un jaguar y una danta, que hacen parte de 712 especies nativas, de los cuales 76 son aves, 109 mamíferos, 108 reptiles y 419 peces; de la clínica para recuperarlos, es también un centro de investigación universitario y epicentro del turismo regional.

NELSON ARDILA ARIAS
Corresponsal de EL TIEMPO
Villavicencio
Twitter: @nelard1