Carmen pensaba contarle a Raúl cómo había sucedido el encontronazo de la tarde anterior con Uriarte, en el que acabó agrediéndole, pero la situación se ha vuelto más tirante con su hijo: no quiere hablar con ella.
Consciente de que Uriarte está manipulándolo, la mujer no ha dudado en entrar al despacho del empresario y plantarle cara, pero no imaginaba el plan que escondía bajo la manga.
El hombre le ha echado unas pastillas al agua y, haciéndole creer que quería una tregua con ella y ayudarla a recuperar a Raúl, Carmen ha bebido de ese agua envenenada, sufriendo una asfixia.
Uriarte, riéndose, está llevando con éxito su malévolo plan y, tras confesarle a la madre de su hijo que ha caído en su trampa, ha llamado a la ambulancia para hacerse el héroe y “salvarle la vida”, quedando bien a los ojos de Raúl..
El empresario quiere deshacerse de Carmen y está convenciendo a su hijo para que obligue a su madre a recibir terapia profesional en un centro de salud mental…¿Lo conseguirá?
La relación entre madre e hijo está completamente rota. Raúl está dispuesto a seguir adelante y deshacerse del pasado para empezar una nueva vida, donde no hay lugar para ella. En cambio, a Uriarte ya lo considera un padre y hasta le ha hecho una promesa: nunca más volverá a estar solo.