Marcelino tiene últimamente muchas preocupaciones en la cabeza: la estafa que está destrozando a su amigo Sebas, las malas notas de su hija Catalina y, para colmo, la complicada situación que está viviendo su amigo de la infancia Felipe.
Su corazón se desvive siempre por los suyos. En este caso, Marcelino ayudaba a su amigo Felipe prestándole dinero e incluso ofreciéndole un hogar. Sin embargo, los raros comportamientos que estaba teniendo el padre de los Gómez llegaron a preocupar a Manolita.
Tras intentar contactar con él durante todo el día, una llamada de teléfono procedente de la policía le comunicará la peor noticia posible sobre Felipe.
