Inicio Cuba Cuatro Caminos: el mercado «limpio pero vacío»

Cuatro Caminos: el mercado «limpio pero vacío»

LA HABANA, Cuba. – El Mercado Único o Plaza de los Cuatro Caminos ―su nombre oficial era Mercado General de Abastos y Consumo― fue uno de los sitios más concurridos de La Habana antes de 1959. 

Inaugurado en 1920, se categorizó como “único” porque en dos kilómetros y medio a su alrededor no podía existir otro de igual tamaño ni en 700 metros otros más pequeños. 

La concesión dada por el Ayuntamiento de La Habana para su control y arrendamiento de los espacios por 30 años se otorgó al magnate financiero y político Alfredo Hornedo Suárez

El sólido edificio de arquitectura neoclásica tiene dos pisos, cuatro escaleras de mármol, un sótano para almacén, cámara de refrigeración y elevadores. 

Con una superficie de 11.000 metros cuadrados, comprende una enorme manzana que da a las calles Matadero, Cristina, Arroyo y Monte, en los límites de los municipios Habana Vieja y Centro Habana.  

Este gran centro comercial agropecuario, que siempre estaba abarrotado de mercancías, ofertaba viandas, frutas, hortalizas, carnes, pescado, animales vivos, plantas medicinales y flores, entre otras cosas. Contaba también con otros negocios menores de gastronomía, como las fondas de chinos, que estaban abiertas las 24 horas, y bodegas en su planta alta. Entre otras dependencias, incluso tuvo oficinas comerciales de empresas.

Los productos, siempre muy frescos, llegaban en la noche y la madrugada, y se comenzaba su venta de inmediato. Para obtener algo había que acudir bien temprano, pues a las 11:00 a.m. no había casi existencias. 

Sus ofertas al por mayor abastecían a los puestos y carretilleros de varias zonas de la capital. Y los precios minoristas eran muy asequibles a la población, incluidos los sectores de menores ingresos.   

Benny Moré, antes de ser popular, vendió frutas y plantas medicinales en el Mercado de Cuatro Caminos. 

Y asombrará a muchos saber que Albert Einstein visitó la Plaza de Cuatro Caminos, y también, en dos ocasiones, el expresidente estadounidense Jimmy Carter

Mis vivencias de la Plaza de Cuatro Caminos se remontan a la niñez, cuando mi madre iba de compras allí. Recuerdo que en los pasillos, debido al incesante tránsito de clientes y las mercancías desperdigadas, había poco espacio para caminar, suciedad y mal olor. 

Cuando el régimen revolucionario intervino estos negocios, higienizó la Plaza, pero comenzó el desabastecimiento de alimentos. El humor popular bautizó la Plaza con las siglas L.P.V, que no significaban lo mismo que las del INDER, “Listo para vencer”, sino “Limpio pero vacío”. 

La falta de mantenimiento llevó  a que  cerraran en varias ocasiones la Plaza. En 2013  comenzó una reparación capital, la cual  devolvió ―sobre todo en su exterior― la belleza original de inmueble, y modernizó el interior.   

El 16 de noviembre del 2019, como un homenaje al 500 aniversario de la fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana, se reinauguró la Plaza con precios en divisas. Pero ocurrió una gran trifulca que condujo al robo de mercancías, la rotura de puertas, estantes y cristales, y motivó el cierre del comercio.

Ese día pasé por el lugar, solo para mirar, pues en realidad no tenía divisas para comprar. Lo que vi fue un espectáculo dantesco: las peleas entre personas, la impotencia policial para controlar el enorme tumulto. Conté 33 patrullas policiales que rodeaban el establecimiento.         

Después de cuatro años de este suceso, en la Plaza de los Cuatro Caminos, el agromercado está reducido a dos espacios pequeños, en comparación al que hubo antes de 1959, donde se ofertan muy pocos productos en moneda nacional. 

Algo más de dos tercios de todo el inmueble se dedica a la venta de mercancías en moneda libremente convertible. A la planta baja, donde están los alimentos, es a donde van más personas. En la parte alta, donde ofertan artículos electrodomésticos, ferretería, útiles del hogar, concurren escasos clientes, pues los precios son altos y en divisas. Aquello parece más un almacén que una tienda por departamentos. Sus principales clientes van a comprar artículos para revender en revolico.com.

Existe un área, que está siempre muy concurrida, a la que van los clientes de las bodegas de la zona asignadas al lugar para comprar el llamado “módulo de productos adicionales” con la libreta de abastecimiento. Para evitar trifulcas, muy cerca de allí están apostados permanentemente miembros de las Tropas Especiales (Boinas Rojas)

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.