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«La situación aquí en La Habana es pésima pero en Santiago es peor»: Vendedor de agua

SAN LUIS POTOSÍ, México.- Un vendedor de agua, originario de Santiago de Cuba pero emigrado a La Habana, afirmó que la situación en la capital es difícil pero hacia el oriente cubano es peor.

“La situación aquí en La Habana es pésima pero en Santiago es peor”, dijo el hombre, que se dedica a vender agua y a dar hasta cinco viajes en bicicleta por cada recipiente que logra vender.

Por completar un tanque con el líquido cobra 300 pesos, según contó el santiaguero, entrevistado por CubaNet. Cada día llena entre cuatro y cinco tinas, que reparte a un kilómetro de distancia a quienes no tienen suministro. Esta es su alternativa para obtener dinero y subsistir en la capital.

Hace 20 años que el hombre llegó a La Habana buscando mejores oportunidades, pero “la vida en Cuba es tan difícil que las oportunidades son pésimas”. Con su oficio de aguador, opina, puede resolver un problema a las personas y aliviar su propia situación económica.

La poca accesibilidad al agua ha mantenido en crisis a muchas familias. En Cuba, poco más de 8,8 millones de cubanos cuentan con infraestructura de abastecimiento de agua, mediante redes de acueductos y estaciones de bombeo; el resto, la recibe a través de pipas y “otras modalidades”.

El acceso al agua en Cuba

Según reveló un reporte del medio oficialista Cubadebate, más de 2,2 millones de cubanos no tienen acceso a alguna de las infraestructuras que le permiten suministro de agua de forma regular.

“Esta infraestructura beneficia a más de 8,8 millones de personas, con más del 48 por ciento de ellas beneficiándose con un sistema de abasto con indicadores de calidad, accesibilidad y disponibilidad que los convierten en sistemas marcados por una gestión segura”, refirió el medio.

En La Habana, hay barrios que permanecen semanas sin agua. Los vecinos de Santa Fe, en el municipio capitalino de Guanabacoa, han estado hasta 18 días sin agua y no obtienen del Gobierno más que dilaciones en las respuestas.

Con la justificación de que las presas no tienen agua, los residentes en la barriada permanecen sin acceso al líquido vital por ninguna vía.

Un jubilado, de 68 años, acudió a varias instancias para averiguar la razón por la cual no envían pipas pero solo escuchó la misma frase: “las presas están secas”.

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