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Los dirigentes cubanos deberían hablar por señas

En primer plano Miguel Díaz-Canel. A su lado, Miguel Barnet, y Abel Prieto (Foto Archivo)

LA HABANA, Cuba.- A pesar de la situación económica y social que vive el país en estos momentos, que es bastante compleja, la dictadura se empeña en entretener al pueblo con Internet, aunque, por ser un servicio caro en exceso y tener algunos requerimientos para poder utilizarla, no todos los cubanos tienen la posibilidad de acceder a ella. Sin embargo, cualquier ciudadano del mundo, con excepción de los países con sistemas totalitarios como el nuestro, la puede usar donde quiera.

Sobre el tema de la informatización de la sociedad, y en particular de las actividades gubernamentales, en una reciente intervención en la Comisión de Atención a los Servicios de la Asamblea Nacional del Poder Popular, reunida previo al Segundo Período de Sesiones de la IX Legislatura, el “presidente” Miguel Díaz-Canel Bermúdez expresó -como una forma de hacer ver el atraso en esa actividad- que todavía, en el siglo XXI, la libreta de abastecimiento se confeccionaba a mano. Es una lástima que sea tan corto de vista, porque –si lo analizas como algo negativo para el desarrollo- lo importante no es cómo se hace, sino por qué después de 60 años todavía hay una tarjeta de racionamiento en nuestro país.

Pero el colmo fue verlo desempeñar el papel de Pánfilo, un comediante cubano que recuerda todos los malos momentos vividos durante el largo período de la dictadura. El señor “Presidente” hizo mención a los tiempos en que se encontraba becado (década de los 70 y 80 del siglo pasado), y contó que tuvo que presentar en la escuela la baja de la carne de res que se distribuía por la libreta de racionamiento. Hizo esta historia sin ninguna vergüenza, porque, aunque fuera poca y racionada, al menos unos cuarenta años atrás el cubano medio podía comer algún tipo de carne. Es una verdadera confesión de cómo hemos ido retrocediendo en el nivel de vida, a lo cual no le dio importancia alguna.

Da vergüenza ajena que el títere Díaz-Canel diga que todo el Consejo de Ministros está en Twitter dando información, como una vía más para que la población pueda interactuar. ¿Qué población? ¿Cuántas personas tienen acceso a un servicio tan caro? ¿Cuántos cubanos tienen teléfono 3G? Y, además, los que pueden disfrutar de él seguro necesitan “interactuar” con sus familiares, para en primer lugar decirles que “la cosa está muy mala” y que les envíen algún tipo de ayuda.

Ahora bien, los ministros también se dedicarán a hacer programas de televisión para dar información a la población sobre lo que les preocupa, aunque bien se sabe que la sociedad no necesita información, sino soluciones a los muchos problemas con los que tropieza día a día y que no se ven los “remedios” por ningún lugar.

Según el Presidente los “servidores” públicos les deben dar información coherente y directa a la población, y entre todos hacer lo que hacía Fidel, él solo. Habría que añadir: mentir y volver a mentir, correr hacia atrás la línea del horizonte, cada vez que se prometa algo y no se cumpla. Pero lo más importante, decir siempre que el imperialismo es el responsable de lo que sale mal.

Como si toda esta locura “desinformativa” fuera poca, también habrá un sitio web, un canal de YouTube, y una cuenta de Twitter de la Presidencia de la República, con el fin de abordar asuntos más institucionales, e intercambiar con la población según corresponda. Habría que ver si los que disentimos podemos preguntar sobre los dos pilares más importantes de la futura Constitución, o sea lo que para todos es anticonstitucional: el Partido Comunista por encima de la Ley de Leyes y un sistema socialista, para siempre, que condena a las próximas generaciones a vivir en la miseria en que estamos nosotros.

Toda esta propaganda de fin de año llevará a algunos incautos en el extranjero a decir que Cuba avanza en la plataforma de Internet, que es, de manera precisa, el objetivo hacia la comunidad internacional, y hacia adentro solo una pequeña parte de la sociedad estará buscando la forma de tener acceso a las redes, lo que implica que estará entretenida. Una estrategia que no se pone vieja, y que ha usado siempre la dictadura para que el pueblo no piense en disentir.

Sin duda alguna, tanto las reuniones de las Comisiones, como la del pleno de la Asamblea Nacional van a acabar diciendo lo mismo. En definitiva, discuten una y otra vez como algo informativo, porque soluciones no encuentran a los problemas que genera el sistema dictatorial. Y como hay que ver constantemente en la televisión todo lo que se “discute”, lo mejor sería que hablaran por señas; así al menos los oídos no tendrían que pasar por tan malos ratos.