LA HABANA, Cuba.- La retirada del apellido Castro de la nómina presidencial resulta un acontecimiento significativo para el mundo, pero a los cubanos les indica poco o casi nada. El enroque que se llevará a cabo entre las sillas del poder, no es el cambio que los cubanos esperan para renovar sus escépticas esperanzas.
CubaNet salió a la calle para conocer qué esperan los cubanos de esta sucesión de trono. Las palabras ¨cambio¨ y ¨mejoras¨ dominaron las respuestas de jóvenes, maduros y hasta algunos ancianos conservadores.
Ricardo Corral, de 54 años, dijo: ¨Queremos cambios, pero no tengo esperanzas de que los haya mientras el apellido Castro no desaparezca (…) Por desgracia no somos un pueblo corajudo, llevamos 57 años pidiendo mejoras, ahora no creo que la vayan a dar porque sí¨.
Reinaldo Flores, de 52 años, asegura que la generación histórica se sacuda las faltas sin rasgarse la ropa.
¨El cambio de gobierno es para quitarse responsabilidades, cada día piden más esfuerzos al pueblo y en la mesa del cubano no se ve las mejoras. Poco podrá cambiar quien venga mientras el Partido comunista continúe rigiendo la sociedad, mientras no se vea la verdadera apertura económica que necesita el país¨.
Mercedes Carot, de 67 años, apoya al gobierno que se despide.
¨Hay que dejar descansar al presidente, ellos ya han luchado bastante (…) Que haya mejorías pero que mantenga la revolución como hasta ahora¨.
El descanso que pide Mercedes para el último legendario de los Castro, lleva implícito que el nuevo gobernante no forme parte del club fraternal constituido por los dirigentes que tomaron el poder por las armas. Hasta el presente la cuadrilla histórica defiende la rigidez de la ideología castrista que mantiene al país en un estancamiento sin precedentes.
La historiadora Regina Coyula considera que a pesar de tener la protección de los llamados ¨jefes históricos de la revolución¨, la nueva figura presidencial deberá ceder.
¨La toma del poder de una nueva generación necesita hacer pactos, necesita hacer sus propios ajustes con respecto al poder aun cuando tenga el manto protector de Raúl (Castro), porque ese hombre no va a durar toda la vida y el nuevo mandatario debe de crear sus propios mecanismos de gobierno¨.
El gobierno saliente logró autentificarse mediante la lucha armada, algo muy alejado de las posibilidades del nuevo mandatario, cuya legitimidad no ha sido ganada ni en las urnas, ni con las armas. A esto se suma que heredará un país destruido, una imagen internacional negativa y un pueblo que exige cambios.
Michel Arteaga de 27 años no cree en el significado del momento. ¨El mundo piensa que en Cuba es lo mismo que en los demás países, que se cambia al presidente y cambia la política del país. Aquí todo va a seguir igual, me pesa decirlo, pero es la verdad.
El pueblo cubano no tiene razones para el optimismo después de 60 años de retrocesos. Si de algo no puede hacer gala el gobierno de 60 años, regido por el Partido Comunista, es en las libertades políticas y económicas.
