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España no comparte el balón – Notas de Fútbol

Tengo dudas acerca de quién puso el balón con el que se jugó el partido, si era de la FIFA o fue la selección española la que llevó el suyo propio y le dijo a Costa Rica que podía estar, pero no tocarlo. Fue tal el monólogo de la Roja, tan exagerado su monopolio de la posesión, que cabe preguntarse si los ticos no tenían permitido hacerse con él. No ocurrió, sin embargo, lo de otras veces, que tener el balón no sirve de gran ayuda si no sacas el colmillo cuando toca: cuando España se acercaba a los dominios de Keylor Navas, lo hacía con peligro. El resultado de todo ello, 7-0.

El portero del PSG fue prácticamente tan espectador como Unai Simón, pero de un modo distinto. Mientras el arquero español vio el espectáculo lejos de su portería, Keylor lo vio de cerca, pero viendo cómo los goles caían uno tras otro. Si a Luis Enrique le hubiesen preguntado antes del choque cuál es el guion que quería para este partido, línea por línea, no creo que difiriera mucho de lo que finalmente ocurrió en el estadio catarí: su plan salió a la perfección. España tuvo el balón, no tardaba apenas en recuperarlo cuando no, aceleraba cuando tocaba y sus futbolistas, como dijo en la previa, corrían como aviones.

Costa Rica fue el caso contrario: el plan era acumular jugadores atrás, dejar hacer a los de Luis Enrique y salir a la contra cuando fuese menester. Pero si no puedes robar el balón, si apenas presionas la salida del rival y, cuando te llega, no cierras bien los espacios por muchos futbolistas que acumules atrás, el plan hace aguas. Los goles fueron llegando y el partido apenas cambiaba su semblante: España tenía el balón y Costa Rica perseguía sombras. Cuando esto sucede se puede hablar de que el rival apenas puso resistencia, pero también fue mérito de la Roja que se jugase a lo que ellos querían sin dar opción alguna al rival.

Todo salió a pedir de boca: Rodri salió de central en la decisión más extraña del once titular, pero apenas tuvo exigencia y aportó desde atrás en la salida del balón, como le gusta al seleccionador. Busquets estuvo en su salsa, Pedri y Gavi manejaron los hilos, Jordi Alba solo tenía que preocuparse de atacar, Asensio, recuperado para la causa y en su mejor momento en el momento más oportuno, volvió a destacar como nueve, gol incluido, Dani Olmo jugó e hizo jugar demostrando una vez más su importancia en la selección, Ferran vio puerta, Morata salió desde el banquillo y estrenó su casillero de goles, que es lo que más necesita un nueve, Balde debutó con buenas sensaciones… era un día de celebraciones.

No todos los partidos serán tan plácidos, pero mejor empezar así. El siguiente en la lista es Alemania, que cayó ante Japón unas horas antes en un batacazo inesperado. Los Havertz, Musiala, Kimmich, Gnabry, Rudiger y compañía saldrán el domingo a morder porque no les queda otra, pero enfrente tendrán un equipo que ha llegado al mundial con la intención de dejar su impronta.