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Taxistas españoles ponen rumbo a Polonia

Los chascarrillos que habitualmente se escuchan en la parada de taxis de la madrileña T-4 se tornaban este mediodía en abrazos y lágrimas de emoción contenida. Lo que hace una semana no era más que una loca idea de un pequeño grupo de taxistas, hoy se ha convertido en una maravillosa realidad: 30 taxis, dos autocaravanas, una furgoneta de gran capacidad y otra de carga han partido minutos antes de las 16:00 horas de este viernes rumbo a la frontera de Ucrania con Polonia. En ellos, 68 taxistas con un único objetivo: llevar nada menos que 15.000 kilos de ayuda humanitaria y rescatar del horror de la guerra a 150 mujeres, niños, ancianos y personas con discapacidad.

«Hace 18 años nos volcamos con las víctimas del 11-M y hoy lo hacemos con las víctimas de Ucrania», nos dice José Miguel Fúnez, portavoz de la Federación del Taxi de Madrid y alma máter de esta caravana solidaria que, una vez más, vuelve a demostrar la gran generosidad de los españoles. «Entonces nos ofrecimos para rescatar y llevar a los hospitales a todas las víctimas y sus familiares. Hoy, esperamos poder rescatar a un gran número de personas que también nos necesitan», explica emocionado al darse cuenta de la fecha elegida.

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Uno de los taxis, repleto de ayuda humanitaria

Cuando hace unos días un pequeño grupo de taxistas anunció su intención de viajar hasta Polonia, muchos pensaron que era una locura. Sin embargo, compañeros y ciudadanos de Madrid y de toda España se han volcado con ellos para financiar su viaje y llenar sus coches de alimentos, medicinas y ropa con la que poder dar abrigo a cientos de personas que soportan temperaturas de 7 grados bajo cero. «La verdad es que ha sido alucinante. Cuando las cosas se piensan con la cabeza, muchas veces lo que ocurren son desgracias. Cuando se piensan con el corazón, se rompen fronteras», sentencia el portavoz de los taxistas orgulloso de todo lo que han conseguido.

Un viaje milimétricamente estudiado

Sus coches van provistos de sillas infantiles de todas las edades. «Las que tiene la Federación y las que nosotros teníamos en nuestras casas, porque, además de taxistas, somos padres, y nos las llevamos para traer a quien haga falta», aclara José Miguel. También esperan poder traer a personas con movilidad reducida, las que más dificultades están teniendo para abandonar el país: «La mitad de los vehículos que llevamos están adaptados para minusválidos, porque nos han comentado que hay mucha gente con silla de ruedas que no puede salir de allí«.

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Taxis adaptados para trasladar a minusválidos

Escuchando a José Miguel, una pronto se da cuenta de que este grupo de taxistas madrileños -entre los que hay hombres, mujeres, jóvenes y hasta un jubilado- ha pensado en cada detalle del recorrido. En cada vehículo viajan dos conductores para poder turnarse y hacer todo el viaje del tirón: «Haremos paradas de 20 o 30 minutos cada 450 kilómetros, así que calculamos que tardaremos unas 30 horas en llegar«. Tampoco se han olvidado del disparatado precio de los carburantes y, por eso, han trazado un recorrido milimétricamente estudiado para repostar en aquellos sitios donde les salga más barato. «Aunque de Francia no nos vamos a librar y allí el gasoil está a 3,86 euros«, lamenta José Miguel.

Confían en llegar a la frontera de Polonia con Ucrania el sábado por la noche. Tratarán de descansar para coger fuerzas y, tras descargar toda la ayuda humanitaria, montarán en sus vehículos a 150 personas seleccionadas por una ONG polaca con la que ya se han puesto en contacto para asegurarse, entre otras cosas, de que todos los niños que vengan a España lo hagan con sus madres.

La vuelta a España

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Uno de los taxis que ha partido hacia Polonia

La vuelta será algo diferente. «Somos conscientes de que vendrán mujeres con niños pequeños, a los que tendrán que amamantar, cambiar pañales… Por eso, además de que ya estamos pensando a qué jugar con ellos en las paradas para hacerles el viaje más agradable, llevamos las autocaravanas, para que tengan su intimidad», explica el portavoz de la Federación del Taxi de Madrid. Su intención es que duerman en el coche, «porque si no, el viaje se va a hacer eterno», pero están preparados para buscar decenas de habitaciones de hotel si fuera necesario: «Estamos seguros de que, si ternemos que parar en Francia, cuando vean una caravana tan grande de taxis españoles con tantos refugiados, nos ayudarán como sea«.

Una vez aquí, todos ellos serán dirigidos a Las Caracolas, un edificio situado en Pozuelo de Alarcón que, según nos explica José Miguel, es el punto al que el Gobierno está derivando a todos los ucranianos que llegan a nuestro país para arreglar sus papeles y derivarles a una familia de acogida. «Me acaba de llamar un matrimonio de Badajoz que dice que está dispuesto a acoger a quien haga falta, pero estas cosas hay que hacerlas bien para que luego nadie tenga problemas», insiste el portavoz de los taxistas madrileños.

A estos ángeles con ruedas les esperan en casa familias enteras que se debaten entre el orgullo y la angustia. «Mucha gente se está haciendo eco de la noticia y a mi hijo le está llegando por compañeros del colegio y del equipo de fútbol que me han visto en los medios de comunicación. y eso le hace sacar una sonrisa, pero esta mañana mi chavalillo se ha quedado llorando -confiesa José Miguel-. Pero vamos, que yo no soy nadie especial. Aquí hay 68 personas, padres y madres, que se merecen todo nuestro respeto».

Este sábado todos ellos esperan llegar a Polonia en una caravana sin taxímetro encabezada por una gran bandera de España, porque si algo tienen claro es que ellos no son más que el último eslabón de una gran cadena solidaria que merece ser reconocida allá por donde pasen. «Aunque las administraciones públicas no nos hayan hecho mucho caso, queremos dejar claro que representamos tanto al taxi de Madrid como a nuestro país, uno de los más solidarios y donde más buenas personas te puedes encontrar de toda Europa», se despide un emocionado José Miguel.