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Condenan a dos años de cárcel a un hombre por robar 50 euros mientras los Pujol siguen en libertad

Los políticos y los propios jueces no se cansan de difundir una de las grandes mentiras del sistema democrático español: la justicia es igual para todos. Se atribuyó al nazi Joseph Goebbels la famosa frase:» Una mentira mil veces repetida se convierte en verdad». Precisamente, en eso anda nuestro sistema político y judicial. Repetir continuamente una de las grandes falsedades democráticas para intentar convencer al ciudadano de que vive en un país con unas bases sólidas.

La familia Pujol pasa por ser una de las organizaciones criminales más importantes de Europa y, sin duda, una de las más efectivas ya que goza de una inmunidad que le permite seguir haciendo negocios, evadir capital y subvencionar golpes de Estado aún habiendo sido imputada la mayor parte de sus miembros. La UDEF calcula que los Pujol albergan más de 4.000 millones en paraísos fiscales pero hay quien asegura que esa cantidad es tan sólo la punta del iceberg.

Los jefes de la organización criminal más importante de Europa, Jordi Pujol y Marta Ferrusola, son inmunes al peso de la Justicia

Sin embargo, la impunidad -reservada en España a jueces, reyes y políticos- no llega a los ciudadanos. Todos los meses, centenares de personas son condenadas a prisión por pequeños hurtos. El último caso lo hemos conocido hoy cuando un individuo golpeó el cristal del escaparate de una conocida óptica de Catellón para acceder al local y llevarse un billete de 50 euros.

Así, los flamantes jueces de la sección primera de la Audiencia Provincial de Castellón han condenado a un hombre a dos años y tres meses de prisión por robar 50 euros.

Así consta en la sentencia, facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), en la que el tribunal condena al hombre por un delito de robo con fuerza en las cosas.

Josep Pujol disfruta de una vida de lujo en julio de 2017

Los hechos se remontan al 16 de julio de 2016, cuando sobre las diez y media de la noche, el condenado, con antecedentes por otros robos, se dirigió a un óptica ubicada en la calle Trinidad de Castellón y, tras levantar la persiana con violencia, golpeó el cristal del escaparate hasta que lo rompió.

Seguidamente accedió al local, abrió la caja registradora y se llevó 50 euros. La titular del establecimiento no reclamó por estos hechos.

Si el peso de la Justicia fuese igual para todos, otro gallo nos cantaría.