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La chusma secuestrada en casa y las élites en el macrobotellón de Pedro Jota

Por Luys Coleto.- Pigasus fue un venerable cerdo, enorme y zascandil, que escogieron los hippies, liderados por Abbie Hoffman y Jerry Rubin, como su perfecto candidato para presidente yanqui durante las protestas en la Convención Nacional Demócrata. Calendas, 23 de agosto, 1968, año crucial, en tantos sentidos, para el devenir de la humanidad. Mostraron al animal como el líder del partido / antipartido Youth International Party. Pigasus, que como todo animal era libre y ácrata, fue detenido por la policía y ¡acusado de desórdenes públicos!

Durante el posterior juicio contra los hippies, todos exigieron saber qué le había sucedido a su candidato. Muchos acusaron a la policía de Chicago de acabar con su vida. Los maderos mataron al chancho y se lo zamparon, se lo aclaro. Los hippies, agudísimos en esta ocasión, lo clavaron. Todo desvelaba una verdad tantas veces sospechada: «Cerdos junto a cerdos», señalaron algunos. El cuadrúpedo, infinitamente más noble e inteligente, donde va a ir a parar.

Se descojonan en tu cara

Primero fue Cum Fraude invitando a varios amiguetes a una cuchipanda, plena canícula agostí, en el Palacio de las Marismillas, onubense parque natural de Doñana. Los invitados eran coleguitas del Ilegítimo (de origen y de ejercicio), que acudieron junto a sus parejas y sus hijos. Las familias al completo. Luego, hace escasos días, las copichuelas de la presi balear, Armengol. El domingo pasado, la fiestuqui de Pedro Jota. La Fiesta-Jeta.

Elegante y refinado macro-botellón, repulsiva élite – política, empresarial, periodística, militar – de cerdos, en un número ciertamente muy superior a seis personas. Siempre el seis. Seis personas. Seis de la mañana. Seis meses. La demoniaca y puerca élite se descojona en tu puta jeró. ¿Continúa sin quedarte claro?

Desobedecer y reventar

Se saltan sus despóticas normas cuando les peta, siempre y en todo momento. Mientras, tú, sumiso y dócil, agachas la cabeza y obedeces. Aceptas tu ruina económica. Permites que te torturen. A ti. A tus críos y nietos. Ellos, pura nomenklatura bolche. Entre los asistentes, Pesad-Illa, además de los ministros de (in)justicia, guerra e (in)cultura.

Además de La Lola, la funesta jefecilla de CiudaGramos y casi toda la cúpula del Partido Putrefacto.

Cuando te exijan sacrificios extremos (» consejos vendo que para mí no quiero») di que NO. No te degrades más aceptando sus mentiras. Sus falsos pretextos sanitarios para tiranizarte. Desobedece. O revienta, como comienzan a hacer en decenas de ciudades italianas. O alemanas. O hace un par de días en el hispalense barrio de Pino Montano.

Y recuerda que las cosas no son porque sí. Las tomas de las Bastillas o los Palacios de Invierno obedecen a causas muy arraigadas y muy hondas y muy serias. Otra cosa, es que el remedio acabe resultando peor que la enfermedad que se pretendió combatir. Y acuérdate, siempre, de Pigasius. En fin.