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El Govern promueve el descontrol de los CDR

El independentismo está deseando que se descontrolen sus Comités de Defensa de la República (CDR).

Estos grupos radicales, que la Generalitat creó para impulsar las movilizaciones en la calle, han quedado totalmente descontrolados y la presión se da ahora a la inversa: hacia el separatismo y el propio Govern. 

“No controlamos la situación. Esto puede desembocar en cualquier cosa”, asevera un dirigente de una de las principales plataformas independentistas. Desde ANC y Òmnium se declaran igualmente inquietos. 

El ‘otoño caliente’ que preveían algunos, con la llegada del juicio por el 1O, se está avanzando en el tiempo. Los CDR, que agrupan a los independentistas más radicales, ya no puede esperar más y hasta la Diada del 11 de septiembre aumentarán su presión sobre los partidos independentistas y el Gobierno catalán.

La consellería de Interior pone la lupa sobre ellos

Los Mossos, por su parte, son conscientes de lo que supone un aumento de la presión por parte de los CDR y la consejería de Interior comandada por Miquel Buch ya ha puesto la lupa sobre ellos.

No tienen líderes visibles, lo que dificulta su control y la imputación de responsabilidades, pero agentes de los Mossos controlan de cerca, a través de varios grupos de mensajería, las acciones de los CDR.

Este jueves, uno de estos grupos ha ocupado la sede de ERC, lo que ha provocado un enorme cabreo en la dirección de los republicanos, el mismo día que su presidente Oriol Junqueras cumple nueve meses en prisión.

Responsabilizan a la actual dirección  de doblegarse al Estado y de frenar el despliegue de la República catalana.

Torra y Puigdemont participan y jalean con los CDR

El presidente catalán, Quim Torra,  y el expresidente, Carles Puigdemont, son dos de los principales avales de los CDR. Durante la manifestación contra el rey Felipe Vl en Tarragona, Torra acudió a manifestarse contra el monarca junto a ellos.

Hace unos días, Puigdemont también les alentó para escrachear al juez instructor del 1-O, Pablo Llarena, mientras pasa sus vacaciones en Cataluña.