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Un macarra en el Congreso

Procuro no ver las televisiones, por simples razones de sanidad mental, pues están todas vendidas al enemigo. (En la situación actual, no son adversarios, sino enemigos).

Pero ayer, en un descanso en mis tareas, puse la televisión y me quedé horrorizado viendo la actuación del macho alfa de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, el jefe de la cuadrilla en que se ha convertido ese partido.

Me produjo vergüenza, propia y ajena.

También la no presidencia de ese indigente mental llamado Patxi López, un hombre que ha ido vanagloriándose de ser ingeniero industrial, con el pequeño inconveniente de que solo tiene aprobadas dos asignaturas, de los seis años en qué consistía en su época la carrera. Pero que, seguramente, dedicaría seis o más años a aprobarlas.

Un portento de la ciencia y de la ingeniería industrial, vamos.

Las maneras, por llamarlas de alguna forma, del diputado, vicepresidente segundo del gobierno y ministro de asuntos sociales, son de juzgado de guardia, y en cualquier país civilizado hubieran supuesto su llamada al orden, y de reiterar en las mismas, su expulsión temporal del hemiciclo, o sanción correspondiente.

Pero aquí, en la Ex España, solo producen “gracia”, el apoyo del presidente de la comisión, el indigente ingeniero industrial (sólo en su imaginación, claro), y la reiteración de las mismas, con la chulería final de “ordenar” al muy digno diputado de VOX “que cerrara la puerta al salir”.
¡A quien hay que cerrar la puerta, y en su propia joroba, es al macarra ese de Unidas Podemos, en su acepción primera del Drae: “Dicho de una persona agresiva, achulada”, y de la segunda: “Vulgar, de mal gusto”

¿Hasta cuándo vamos a tener que seguir soportando los españoles este espectáculo de un individuo peripatético, que pretende huir de sus propias responsabilidades criminales, en el genocidio de más de 18.000 personas mayores en las residencias que eran y son, competencia suya?

Y digo personas mayores, no ancianos, pues la expresión anciano parece que viene a ser sinónimo de “inservible”, por lo menos para los marxistas, que no le dan ningún valor a la vida humana (salvo la suya propia, claro), y que han denegado la hospitalización, el ingreso en las Ucis –que para eso están-, etc., de más de treinta y ocho mil personas mayores, que han muerto, y causado baja en la percepción de las pensiones de jubilación o invalidez a las que tenían todo el Derecho del mundo, pues para eso habían trabajado toda su vida.

Este nuevo Stalin pretende erigirse en dueño y señor de la vida, y se comporta como un macarra de barrio cualquiera, que posiblemente es lo único que es, por mucho que viva como el nuevo marqués de Galapagar en que su enriquecimiento político le ha convertido.

Convertir el Congreso es un patio de recreo de colegio, con sus macarras, alumnos maltratados –en este caso diputados-, chulos de barrio, etc., supone una incitación a la violencia, y la actuación de Iglesias como el bombero pirómano que siempre ha querido ser.

Confío y espero que la sociedad española sepa reaccionar a tiempo, y demuestre que tiene un grado de madurez, de responsabilidad y de decencia muy superiores al de un vicepresidente segundo de un gobierno que hace aguas por todas partes.

¡Y que la Unión Europea tome buena nota de a quién van a confiar su dinero, tan trabajosamente conseguido por los países del Norte, más ahorrativos que los mediterráneos, que somos más dados a la buena vida!

*Abogado y escritor.