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Muchos de los paquetes que se envían desde EEUU a Puerto Rico son muy pesados

Últimamante en las oficinas postales de San Juan, se siente como si todo Estados Unidos se hubiera puesto de acuerdo en enviar paquetes de ayuda para los damnificados del huracán María. Y eso ha creado un enorme volumen de trabajo.

Miles y miles de envíos por fin comienzan a llegar desde Estados Unidos. Se almacenan en contenedores gigantes en un área especial de carga del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín y luego se trasladan a dos diferentes instalaciones para una vez allí ser procesadas.

Sin embargo, desde que el huracán María azotó violentamente a Puerto Rico el 20 de septiembre, la logística de manipular y organizar todos los paquetes ha encontrado un sinfín de dificultades.

Inspectores postales de lugares tan lejanos como Seattle han volado a la isla para ayudar a mantener el área de almacenamiento a salvo de posibles robos. La demora es tan grande que la oficina local de correos quiere contratar a 100 empleados temporales para que ayuden en el manejo y distribución de los envíos. Otro problema que en estos días encaran es que con frecuencia, los generadores en las instalaciones dejan de funcionar, y todo queda en la oscuridad.

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El inspector postal y agente federal Eliezar Julián camina fuera del área de carga del Aeropuerto San Juan Luis Muñoz Marín en Puerto Rico.

AL DIAZ [email protected]

Muchos carteros viven en condiciones difíciles, sin acceso al interior de la isla. Viajar se ha convertido en una tarea ardua y lenta, ya que el tráfico por Puerto Rico después de la tormenta a menudo tiene serios atascos.

Y luego está el problema de los propios paquetes, algunos demasiado pesados.

Desde Estados Unidos los familiares de los damnificados rellenan tanto las cajas con latas de comida, agua y ropa que muchas se rompen durante el vuelo. En un enorme hangar que funciona como la primera parada para los paquetes, las remesas dañadas se separan en cajas más grandes de lo habitual.

La semana pasada, el inspector postal y agente federal Eliezar Julián levantó una caja que debía pesar solo 70 libras. Por una esquina rota del paquete se podían ver latas de Spam, spaghetti y albóndigas Chef Boyardee, así como de maíz y leche evaporada. Cuando trató de levantar la caja, se regó una bolsa de chocolates de Halloween, pretzels rellenos de mantequilla de maní, botellas de agua y almohadillas sanitarias femeninas.

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El inspector postal y agente federal Eliezar Julián muestra cajas postales rotas causadas por el peso de los artículos enviados desde los Estados Unidos.

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“Si los paquetes son muy pesados se romperán y se perderá el contenido”, dijo Julián. “Después nos costaría mucho trabajo volver a poner las cosas en su lugar”.

Julián recogió otro paquete, de unas 18 libras, firmemente envuelto con una cinta adhesiva fuerte. “Este paquete quedó muy bien armado”, dijo Julián.

Con tantos envíos que llegan diariamente a la isla en crisis, la necesidad de seguridad de la instalación que administra la compañía privada Cargo Force es evidente.

Semanas después de la tormenta, los inspectores arrestaron al subcontratista Christian Joel Encarnación Sandoval, cuando encontraran cuatro generadores en su auto, que estaba en el área de carga de Cargo Force. . Según el reporte policial, un supervisor se percató de que Encarnación Sandoval “actuaba de modo sospechoso y nervioso” la noche del 7 de octubre.

El acusado dio una confesión por escrito, escribió el inspector José Hernández Rocha en el reporte. Posteriormentre, un jurado de instrucción encausó a Encarnación Sandoval por robo postal, del que se declaró inocente.

Antes del huracán, el servicio postal de Puerto Rico recibía unos 60,000 paquetes diarios. Ahora, con las demoras y la acumulación, esa cifra ha aumentado de forma notable.

Los carteros, sobre todo en las devastadas áreas rurales, deben pasarle por encima a árboles caídos y montañas de escombros para poder entregar tanto las cartas como las remesas.

“La gente llora, lo abraza y lo besa a uno. Las familias les mandan baterías y comida”, dijo el cartero Jorge Mndez, de 47 años, ex residente de Clearwater que a veces le lleva agua a los residentes ancianos que están en su ruta en Sabana Grande, a unas dos horas de San Juan. “No puedo ni siquiera describir lo que sienten en ese momento”.

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El cartero puertorriqueño Jorge Mendez

Jorge Mendez

Los empleados están trabajando siete días a la semana, y la ayuda llega de todas partes de Estados Unidos, entre otros, inspectores postales y policías de Miami y New York.

Alfredo Santiago, policía postal cuyo trabajo consiste en patrullar el aeropuerto, no ha descansado desde que la tormenta acabó con la isla y su apartamento en la localidad de Loíza quedó hecho añicos.

De cualquier modo, dice sentirse contento de la asistencia que reciben. “Estamos muy agradecidos que nos den una mano”, dijo.

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