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Nueva York propone que los ricos paguen los arreglos del sistema de metro

El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, propuso el lunes 7 de agosto de 2017 un nuevo impuesto a las rentas más altas para financiar las reparaciones necesarias en el envejecido metro de la ciudad, el más grande de la nación, y ofrecer tarifas reducidas a las personas con pocos ingresos.

La medida, según De Blasio, generaría hasta 800 millones de dólares al año y afectaría al bolsillo de menos de un 1 % de la población de la Gran Manzana.

De aprobarse, aumentaría del 3.9 % al 4.4 % el tipo impositivo máximo que pagan a las arcas municipales los individuos con ingresos de más de 500,000 dólares al año y las parejas con más de un millón de dólares.

Según los cálculos del ayuntamiento, el nuevo impuesto solo afectaría a unos 32,000 neoyorquinos o un 0.8 % de la población de la ciudad.

“En lugar de pasar la factura a las familias trabajadoras y a los usuarios de metro y autobús que ya sufren la presión de unas tarifas en aumento y un mal servicio, estamos pidiendo a los más ricos de nuestra ciudad que aporten un poco más para ayudar a llevar nuestro sistema de transporte al siglo XXI”, dijo De Blasio.

En los últimos meses, los retrasos ocasionados por problemas de señales o eléctricos, los trenes dañados, abarrotados con el público apretado contra las puertas o las cancelaciones, entre otros incidentes, se han multiplicado en el centenario metro.

La situación llevó al gobernador Andrew Cuomo a declarar en “estado de emergencia” al sistema de trenes que brinda servicios a la ciudad y varios condados del estado, con el fin de poder acelerar el proceso de reparaciones.

Sin embargo, Cuomo, que controla la junta directiva de la Autoridad Metropolitana de Transporte, y el alcalde de la ciudad, ambos demócratas, han chocado repetidamente sobre cómo responder y sobre quién debería aportar los fondos necesarios.

Tanto Cuomo como el presidente de la Autoridad, Joseph J. Lhota, rival de De Blasio en las últimas elecciones por la alcaldía, habían hecho un llamado al Ayuntamiento para que también aportara fondos disponibles de inmediato para el plan de rescate del deteriorado sistema, anunciado a finales de julio.

El plan incluye eliminar asientos a las líneas más congestionadas para dar cabida a más pasajeros, así como agregar vagones a otras y acelerar reparaciones de señales, lo que costaría más de 800 millones de dólares.

La crisis del metro llevó también a que concejales y otros políticos de la ciudad realizaran viajes en varias líneas durante 24 horas para conocer de primera mano los problemas y escuchar las quejas.

Como resultado, el Concejo convocó una audiencia pública en la que pedirá explicaciones a la Autoridad, que administra todo el sistema de transporte, integrado por el metro, la Long Island Railroad, el Metro North y autobuses.

El plan presentado hoy por De Blasio utiliza parte del dinero recaudado entre los más ricos para ofrecer abonos de transporte a mitad de precio a hasta 800,000 neoyorquinos de ingresos bajos.

En los últimos años, las tarifas han aumentado repetidamente hasta situar un abono mensual para el metro en 121 dólares.

El nuevo impuesto, sin embargo, debe ser aprobado por los legisladores estatales, algo a priori muy complicado dado que el Senado de Nueva York está controlado por los republicanos.

Lhota dio la bienvenida a los fondos anunciados por De Blasio, pero, destacó, que la agencia necesita el dinero de inmediato.

“No hay dudas de que se necesitan vías de financiación a largo plazo, pero, las reparaciones de emergencia no pueden esperar por lo que la Legislatura pueda o no pueda hacer el próximo año”, dijo al New York Times.