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El referendo divide a las dos grandes ciudades del Kurdistán iraquí

Erbil, Irak

La gran mayoría de los kurdos de Irak sueña con la independencia de su región autónoma pero el referendum del 25 de setiembre divide a sus dos grandes ciudades, Erbil, muy favorable, y Suleimaniya, contraria a la consulta.

En las calles de Erbil están omnipresentes el rojo, el blanco y el verde, los colores de la bandera kurda.

Algunos habitantes, los más entusiastas, han pintado sus coches con ellos e incluso han cambiado sus matrículas cambiando el nombre de Irak por el de Kurdistán.

La gran mayoría del millón de habitantes de esta ciudad, un feudo del presidente kurdo Masud Barzani, líder del Partido Democrático de Kurdistán (PDK), afirma que la independencia es legítima y lamenta que la consulta llegue tan tarde.

Desde 1991, tras la guerra del Golfo, el Kurdistán iraquí tiene un estatuto de autonomía cercano a la independencia, con sus propias instituciones, su propio presupuesto y un parlamento propio.

Hoshyar Zebari, exministro iraquí de Relaciones Exteriores y muy cercano al presidente kurdo, está seguro de que la consulta se hará. «Se trata de apoyar el deseo del pueblo kurdo de decidir su futuro», afirma a la AFP.

El referendo preocupa a los países vecinos, como Turquía o Irán, que temen que aliente el separatismo de sus propias minorías kurdas.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, exigió el martes a los kurdos iraquíes suspendan el referendo, haciendo hincapié en las consecuencias que enfrentarán si continúan.

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«Se deben evitar pasos como pedidos de independencia que puedan causar nuevas crisis y conflictos en la región. Por eso, hacemos un llamado al Kurdistán iraquí a abortar la iniciativa que han lanzado en esa dirección», dijo Erdogan en un discurso ante la Asamblea General de la ONU.

También ha suscitado las protestas del gobierno central iraquí, en Bagdad, que lo considera una «violación de la Constitución».

El parlamento federal votó la semana pasada en contra de la iniciativa «para proteger la unidad de Irak» y los diputados kurdos salieron de la sala en signo de protesta.

Pero según Zebari, en ningún caso se puede aplazar la consulta porque supondría un «suicidio político» para Kurdistán.

Sin embargo, «si la independencia es obligatoria, no quiere decir que se proclame un Estado el día después porque habrá que construirlo al tiempo que se sigue negociando con Bagdad».

Abdel Hakim Khasro, un profesor de ciencias políticas de la universidad Saladino en Erbil, cree que no hay obstáculos jurídicos ni constitucionales para que se haga el referendo.

En Erbil muy pocos critican la consulta, a pesar de que están preocupados por la recesión económica sin precedentes que vive la región.

«No es una razón para dejar de encaminarnos hacia nuestro estado. Algunos países han logrado obtener su independencia en plena tormenta económica y han podido resolver la crisis después», explica Berwar Aziz, un vendedor de pañuelos en una tienda cerca de la ciudadela de Erbil.

«Voy a votar sí con mis diez dedos», dice un hombre de 23 años con la sonrisa en los labios. Igual que la mayoría de habitantes de esta ciudad, no le preocupan las consecuencias que podría tener el voto, a pesar de que Turquía ya advirtió que el referendo tendrá «un precio».

«No queremos provocar y el hecho de que algunos kurdos rechacen esta consulta es un signo de que la democracia existe en nuestra región», asegura Sirwan Ahmad, de 43 años, que vende periódicos cerca del viejo mercado de Erbil.

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Sin embargo, a 150 kilómetros de allí, en la ciudad de Suleimaniya, dirigida por los rivales del presidente kurdo Masud Barzani, el ambiente es totalmente distinto y en ninguna parte se ven menciones a la consulta.

Los habitantes no le dan importancia aunque aseguran ser partidarios de la independencia.

«¿Por qué organizar un referendo cuando no existen las bases para poner en marcha un estado?» se pregunta Rizkar Abdel Qader, un profesor de 46 años.

«Nuestros dirigentes deberían mejorar el nivel de vida y el día a día de los ciudadanos antes de llamar a crear un estado», asegura.

En Suleimaniya, ciudad gobernada por la Unión Patriótica de Kurdistán (UPPK), liderada por el expresidente de Irak Jalal Talabani, que siempre ha sido reacia a la autoridad de Erbil, mucha gente está descontenta a pesar de que todos los partidos han llamado a votar a favor del referendo.

«Lo decidió un partido (el PDK). Un estado no nace con un anuncio sino que tiene que construirse poniendo en marcha infraestructuras económicas sólidas», lamenta un responsable del partido Goran, Chorech Haji.

Por su parte Ismail Galali, que milita contra el referendo, es también muy crítico.

«La independencia es un derecho para todos los pueblos pero lo que pasa actualmente es una mascarada y se convertirá en un emirato retrógrado», asegura.