Inicio Internacional Pérdidas en fondos de pensiones: propuesta para corregir una disparidad

Pérdidas en fondos de pensiones: propuesta para corregir una disparidad

Los mercados financieros han tenido un año horrible. Los precios de los bonos y las acciones de empresas cayeron fuertemente, algo que es inusual que suceda simultáneamente. De ahí que son muchos los portafolios de inversión financiera que han sufrido pérdidas de valor.

Entre esos portafolios están los fondos de pensiones, especialmente los del ROP (pensión complementaria). Las pérdidas de valuación causan intranquilidad a mucha gente.

Las autoridades de la Supén y los economistas podemos justificar las “minusvalías” como algo que suele suceder en los mercados financieros, por su volatilidad intrínseca, por la estanflación, por las valoraciones y qué sé yo qué más. Pero para la mayoría es pura jerga financiera incomprensible.

La realidad se palpa en el estado financiero que recibe cada trabajador mensualmente. Lo que la gente ha visto este año es que su capital acumulado durante la vida laboral, para ser utilizado en la jubilación, hoy vale menos, mucho menos que hace unos meses.

Los expertos aconsejan a los inversionistas que no se precipiten ante estas caídas de valor porque el mercado siempre vuelve a su nivel normal, por lo que hay que tener paciencia. Pero para poder esperar, el inversionista debe tener la capacidad de hacerlo, lo que no es el caso de todos.

Quienes ya están pensionados retiran cada mes una parte de su fondo y asumen parte de las pérdidas de minusvalía de inmediato. Quienes están a pocos años de jubilarse podría ser que, para ese momento, las plusvalías esperadas no hayan borrado las altas pérdidas recientes. Los jóvenes, por otro lado, tienen toda su vida laboral para esperar que la subida de los mercados compense las minusvalías recientes.

Para corregir esa disparidad, se podría permitir que las operadoras de pensiones manejen varias categorías de portafolios, con distintos horizontes de inversión. Uno, por ejemplo, con el enfoque a muy largo plazo para los jóvenes; otro, con duración intermedia para los que están a mitad de camino; y otro de corta duración, menos vulnerable a las grandes fluctuaciones de valor de mercado, para los que están en la etapa final.

Se podría dejar que cada trabajador decida en qué momento quiere que sus aportes sean invertidos y en cuál categoría de fondo, según qué tan cerca o lejos esté de pensionarse y según su propia aversión al riesgo.

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El autor es economista.