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La energía de Claudia

Una de las candidatas a la presidencia de México movió su alfil para convencer a la gente de su plan para Pemex.

Jorge Islas Samperio dice que la petrolera puede generar electricidad limpia. Que tiene mucho potencial en cogeneración y puede generar biocombustibles, hidrógeno verde. Él es el coordinador en materia energética de la candidata a la presidencia morenista, Claudia Sheinbaum.

Islas brindó esta semana detalles de sus planes en una entrevista exclusiva del editor Atzayaelh Torres, para El Financiero.

Lo de Pemex está entre los detalles relativamente más específicos de lo que propone esa campaña del partido en el poder. Lo que puede verse hasta ahora hace sentido, pero vamos por partes.

Que Pemex participe en el sector eléctrico puede ser una buena noticia. Pemex está hundida en sus problemas por las deudas y una administración deficiente, pero también por la falta de imaginación y de trabajo de sus directivos.

¿Hacer negocio cuando no hay dinero en Pemex?

Está bien pensar en nuevos negocios eléctricos para Pemex, pero hay que recordar que no hay dinero. Que la única razón por la que está en números negros esa compañía insolvente es porque ustedes, contribuyentes, están pagando ese balance con sus impuestos.

Por eso es indispensable entender cuál es el activo al que esta compañía puede sacar más valor sin necesidad de hacer cuantiosas inversiones. Ése está en su fuerza de “gestión”.

¿Qué es la gestión? La facultad de hacer las cosas. No es lo mismo que venga John Smith Co. a un pueblo a informar que construirá ahí unas torres de electricidad, a que lo haga Pemex. Por magia o por lo que ustedes quieran, cuando viene acompañado de la marca de la petrolera nacional, el proyecto avanza y tiene pocos adversarios.

Pemex puede asociarse en proyectos energéticos de cogeneración, de hidrógeno o de cualquier tipo. Si pone el dinero, puede ser la única dueña o la socia mayoritaria. Si pone el dinero…

Si no lo pone, eso no implica que no haya solución. Puede recibir utilidades prácticamente sin poner capital, si sus directivos logran ponerse de acuerdo en el porcentaje de participación en el negocio, así sea minoritario, para hacer el trabajo de gestión. Los inversionistas podrían agradecer el recargarse en la empresa del Estado para resolver todos los trámites y la relación con comunidades.

Para Pemex es mejor tener el 49 por ciento de algo, que el 100 por ciento de nada.

La triste jugada del PRI con la petroquímica

No lo entendieron los priistas que deshicieron la industria que podría haber subido a esta petrolera al tren del insaciable consumo de plástico que desafortunadamente y de cualquier manera compramos todos.

Gobiernos del PRI separaron la petroquímica de la refinación al final del siglo pasado.

Dejaron de invertir. Apostaron equivocadamente a que tendrían filas de inversionistas dispuestos a arriesgar su dinero en fábricas para producir insumos para plásticos a cambio de una participación minoritaria.

Al final, nadie entró en sociedades petroquímicas con una Pemex que exigía al menos el 51 por ciento de todo. Se quedó con el 100 por ciento de todo su negocio petroquímico. ¿Y cómo va eso?

Solo en este sexenio, las ventas anuales de esos productos que sumaban 22 mil millones de pesos en 2019, ya para el año pasado habían bajado a 15 mil millones.

El polietileno cayó como en tobogán. Pemex vendió el año pasado mil millones de pesos de ese producto, que se comparan con los 4 mil 700 millones que todavía vendía en 2021, reportó la empresa.

Pemex ausente en la exportación de gas

Hoy estamos viendo una situación desafortunada. Empresas de capital extranjero están desarrollando negocios de exportación de gas natural en barcos (LNG). Cada proyecto cuesta unos 10 mil millones de dólares.

El gas natural que quieren exportar es estadounidense pero no lo exportan desde el país vecino porque en California se niegan a permitir la construcción de este tipo de infraestructura en sus costas (Not In My Backyard, dicen. No en mi patio).

Así que ese gas cruzará la frontera hacia el sur, pasará por ductos en México y saldrá por los puertos de Sonora y Baja California para venderlo a países asiáticos. El negocio será de ellos, también las utilidades.

Lo mexicano será una suerte de maquila de transporte de gas, solamente. Para eso se necesitan únicamente tubos de acero que solo se compran una vez, y acaso algunos empleados.

Pemex pudo participar en la gestión del proyecto y en el trabajo de las ventas internacionales del producto, a cambio de una participación. Faltó imaginación. Que los que vengan estén atentos.

Suena sensata la transición acelerada que persigue el equipo de Sheinbaum hacia energías limpias en Pemex bajo la visión de largo plazo del Estado. Así debe ser. A los dueños de capital les preocupa hacer más capital. Es al Estado al que debe preocupar el país en el largo plazo.

Si ella llega a la presidencia, que su equipo lleve a Pemex a la era del hidrógeno verde y a otros negocios de nueva generación.

Si gana Sheinbaum, ojalá que su intención incluya una dosis de pragmatismo para aceptar sociedades cuando lo amerite. Ya revisaremos el plan de Xóchitl Gálvez, la otra candidata.