AD.- Desde hace meses, la prensa occidental se dedica a bombardear a la ciudadanía con noticias relacionadas con la pandemia supuestamente originada por un virus que nadie ha visto. Con algunas y loables excepciones, los grandes medios son los encargados de dibujar un panorama apocalíptico para favorecer las pretensiones de gobiernos y multinacionales farmacéuticas en favor de la vacunación masiva de la población. Se trata asimismo de imponer un estado de terror contra la pandemia que al mismo tiempo favorezca las medidas impulsadas desde los gobiernos para limitar derechos fundamentales. Los medios informativos, de forma abrumadoramente mayoritaria a las órdenes de las élites financieras, se encargan de difundir y promocionar las peores taras morales de cara a la conformación de una sociedad acrítica, embrutecida y repleta de cadenas mentales.
En otras ocasiones, los medios lo que hacen es alimentar el instinto de rapiña de una masa que ha abjurado de cualquier ideal trascendente y que reduce sus objetivos vitales de existencia al panem et circus, lo que a veces se cobra algunas víctimas, como fue el caso de Dolores Vázquez, condenada hace 20 años por un crimen que no había cometido en un doble juicio: el de los tribunales y el de los medios de comunicación.
En definitiva, una reflexión descarnada y crítica del director de AD, en contra del papel que ejerce la mayoría de medios frente a una población que mayoritariamente prefiere no tener criterio propio para no tener que comprometerse; o lo que es lo mismo, una masa lobotomizada que prefiere aceptar la verdad oficial alimentada por el poder desde los medios, antes que la verdad real, principal damnificada de nuestro tiempo.
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