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El acuerdo Mercosur – Unión Europea obliga a la Argentina a ser más competitiva

Jorge Vasconcelos

Economista Ieral

La competitividad es un factor explicativo de primer orden del nivel de riqueza por habitante de cada país. En uno de los rankings más citados, el del World Economic Forum, la Argentina ocupa el lugar 92 sobre 137 países y España, por caso, se ubica unos 60 puestos por delante. Así, no sorprende que el PIB por habitante de España multiplique por 3,5 veces el de la Argentina

La Argentina y Brasil atraviesan una etapa de estancamiento económico desde principios de esta década, en marcado contraste con países como Chile y Perú, que han crecido 21,9 % y 31,6 % en los últimos ocho años. Adicionalmente, por sus características, el Mercosur había adquirido un carácter procíclico en el último período, por el cual la recesión de un país explicaba la del otro. La falta de competitividad hace que las exportaciones industriales no puedan alcanzar terceros mercados en el volumen requerido cada vez que la demanda intra-Mercosur se resiente

La Argentina había acentuado el sesgo antiexportador de sus políticas, con una expansión del gasto público fuera de escala, con la más que duplicación de la incidencia de los impuestos distorsivos en términos del PIB. La eliminación de los cepos al cambio y al comercio exterior abrió una nueva etapa en aras de corregir esos sesgos, pero falta mucho camino por recorrer

El acuerdo Mercosur-Unión Europea, de concretarse, habrá de ordenar la agenda de reformas para dar un salto de competitividad. De la comparación con Chile surge que los frentes en los que habrá que dar prioridad a las transformaciones tienen que ver con la estabilidad macroeconómica, el desarrollo del mercado financiero, la eficiencia en el funcionamiento de los mercados de de bienes y laboral, las Instituciones y la infraestructura

Tres interrogantes sobre el acuerdo

“El acuerdo permitiría aumentar la hoy escasa inserción en cadenas globales de valor al reducir las barreras al movimiento transfronterizo en distintas etapas de elaboración y, al facilitar, vía la armonización de regulación de inversiones, la llegada de inversión extranjera directa que potencie la inserción en estas cadenas”, expresó el economista Gabriel Sánchez.

La ganancia más importante probablemente venga de los menores costos de transacción que supondrán la armonización regulatoria y reconocimiento mutuo de certificaciones, que reduzcan los costos logísticos y los costos fijos asociados al cumplimiento con los requerimientos de calidad externa, los reglamentos técnicos del comercio y las barreras sanitarias y fitosanitarias. La rebaja de estos costos fijos es crítica para el ingreso de PYMEs al mercado exportador

La integración comercial con la UE puede desplazar a algunas empresas y actividades manufactureras al final del proceso de desgravación, pero hay que subrayar que la remoción de aranceles para sectores sensibles llevará entre 10 y 15 años. En promedio, el sector manufacturero habrá de crecer, de la mano del comercio intra-industrial y la integración regional, que son la norma en estos acuerdos

Para maximizar ganancias y minimizar costos, hay que implementar reformas e inversiones que aumenten la competitividad de las empresas argentinas, al tiempo que faciliten la reasignación de capital y mano de obra desde empresas desplazadas a empresas en expansión. Y, además, introducir redes de contención social para trabajadores desplazados.