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La astucia del Barça contra fuerza del Chelsea

Aunque salvó una situación crítica en Stamford Bridge, el Barça no tiene resuelta todavía su eliminatoria de octavos de final de la Champions (1-1). Los partidos contra el Chelsea siempre han sido especialmente tensos, de mucho desgaste y difíciles en el Camp Nou. Los últimos cuatro acabaron en empate —a cero, a uno y a dos (2)— y las dos victorias se remontan a los tiempos de Maxi López (2005) y Rivaldo (2000). Los ingleses nunca necesitaron ganar, ni siquiera cuando salieron campeones en 2012, después del gol del Niño Torres (2-2) que supuso el final de la etapa azulgrana de Guardiola. Tampoco ahora (20.45, beIN) son favoritos y, sin embargo, ningún equipo les quiere como rival, y menos el Barça.

A Conte, un entrenador muy exigente, a gusto con el fútbol táctico y físico, le interesa que el partido sea largo, trampeado y desagradable para los muchachos de Valverde. La cuestión desde el punto de vista del Chelsea es que no pase nada en el estadio hasta que el balón llegue a Hazard en un contragolpe o la enganche el pie caliente de Willian a la salida de un saque de esquina como ocurrió en Londres. Vive el equipo blue de la estrategia en ataque mientras defiende muy junto en el área del excelente meta Courtois. Acostumbrado a ocupar su cancha con dos líneas, una de cinco y una segunda de cuatro, la duda ahora es saber si el jugador descolgado en cancha contraria será Hazard o un delantero centro como Giroud o Morata.

Al técnico no le importa haber perdido la confianza del dueño Abramovich después de ganar la Premier. Los resultados del campeón son ahora discretos y su aspiración es clasificarse para la próxima Champions: hoy es quinto, a cuatro puntos del Liverpool, cuarto. Conte, sin embargo, se agranda en la adversidad y confía en un plantel de jugadores siempre competitivos, especialista en conceder pocas ocasiones al contrario, un dolor de cabeza para el Barcelona.

Al Barça le cuesta meter goles en Europa. Luis Suárez, artillero en la Liga (21) y Copa (3), no marca desde el 8 de marzo de 2017, cuando participó del 6-1 contra el PSG. Ya son siete partidos, 604 minutos, sin un tanto del 9. La estadística asegura también que cuando Messi no anota en los partidos de eliminatoria, el Barça no gana la Champions. El 10 fue el autor del 1-1 en la ida y acude descansado y feliz por la paternidad de Ciro a la contienda del Camp Nou.

La jerarquía del rosarino en la Liga, protagonista de ocho de los 13 títulos desde su debut, contrasta con su currículo en la Copa de Europa. Tres de los últimos cuatro laureles llevan la firma del Madrid de Cristiano Ronaldo. El barcelonismo se ha quedado con la foto de Berlín 2015. El tridente ya es historia y ahora el equipo se ha entregado decididamente a Leo Messi. El desequilibrio del 10 puede ser decisivo en una contienda tan espesa como la que dispondrá el Chelsea. El argentino necesitará de los mejores socios para marcar las diferencias, ninguno tan agradecido como Iniesta.

Una alineación clave

El capitán figura de momento en la lista de convocados después de superar sorprendentemente la lesión en el bíceps femoral de la pierna derecha que sufrió ante el Atlético. A Iniesta le pueden las ganas por jugar un partido crucial en la trayectoria del equipo de Valverde. El 8 envalentona al Barça y asusta al Chelsea porque tiene hechizado a Stamford Bridge por el gol del 6 de mayo de 2009 y por la jugada del pasado 20 de febrero que provocó el tanto de Messi. Aquella acción servirá de referencia también para la vuelta: al Chelsea se le hace daño cuando la presión es alta y se provoca su error en la salida del balón, siempre que se mezcla el juego de posesión con el fútbol directo, nunca desde la monotonía, como bien sabe Valverde.

Las intenciones del técnico se sabrán a partir de la alineación, condicionada por la lesión de Semedo que impide jugar de volante a Sergi Roberto. Hay cinco futbolistas para dos plazas: Iniesta, Paulinho, André Gomes, Aleix Vidal y Dembélé. Hay dudas en la delantera y certezas en una defensa que en 28 de 45 partidos no ha encajado ningún gol y solo cuenta una derrota, la de Copa contra el Espanyol. La fuerza, sin embargo, se le supone al Chelsea mientras que la maña se asocia al Barça. Nadie más astuto que Messi para enfrentar al equipo de su amigo Cesc y también del exazulgrana Pedro. No se intuye de todas maneras que la noche sea muy familiar sino que se antoja tan tensa como la de Stamford Bridge.