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Macron prohíbe oficialmente el lenguaje inclusivo en la educación pública: «Es una aberración a la lengua francesa»

En una circular que publicó el gobierno de Francia, se determinó la prohibición total del uso del lenguaje inclusivo en el ámbito académico para instituciones educativas del sector público, tanto para profesores como para alumnos.

Según Jean-Michel Blanquer, ministro de Educación de Macron y principal impulsor de esta medida, este tipo de lenguaje “alternativo” crea un impedimento en la enseñanza de los más chicos, “constituye un obstáculo para la lectura y la comprensión de la escritura, en las escuelas no lo queremos”.

Además, dijo que “esto afecta a la lectura en voz alta y a la pronunciación, al no ser posible una transcripción oral de ese tipo de grafías”.

Por último, Blanquer argumentó que el uso de este lenguaje en la clase cuando hay chicos con ciertas discapacidades genera un doble perjuicio, ya que les genera un problema de aprendizaje y no terminan aprnediendo ni el francés ni el frances inclusivo. “Contrariamente a lo que podría sugerir el adjetivo inclusivo, este lenguaje excluye a los chicos con discapacidades”, aseguró.

“Nuestra lengua es un precioso tesoro que tenemos la vocación de compartir con todos nuestros alumnos, en su belleza y fluidez, sin rencillas y sin instrumentalizaciones”, finaliza la circular dirigida a los rectores de la academia y al personal del ministerio de Educación Nacional.

La decisión fue sorpresiva, ya que el gobierno francés está actualmente en manos del partido centrista Republique En Marche, que se auto-identifica como liberal tanto en lo económico como en lo social, y había prometido defender cuestiones como la ideología de género, el lenguaje inclusivo y la inmigración descontrolada.

Sin embargo, desde la llegada de Macron al poder, ninguna de estas promesas fueron cumplidas. En lo social el presidente lanzó una serie de medidas en contra de la islamización de Francia, en lo económico adoptó medidas de corte socialista, y ahora en este tema hace esto.

Es por eso que la imagen de Macron se encuentra por el piso: en 2016 hizo una campaña con una agenda y ahora está gobernando con la opuesta.

Así funcionaba el lenguaje inclusivo en francés.

La medida implica, que deberán, por ejemplo, desaparecer de las aulas las grafías “les député·e·s” que responde a una combinación del masculino plural (députés) con el femenino (députées) de la palabra diputado, en rechazo a la regla gramatical según la cual el género masculino se impone en el plural.

Mientras que en el español el lenguaje inclusivo impone el cambio de la última letra de las palabras plurales que terminan en “o” por una “e”, en el francés la inclusión se da por multiplicar la cantidad de letras “e” para formular una palabra inventada que supuestamente incluya al género masculino y femenino.

La Academia Francesa de la Lengua había tachado esta práctica como una aberración del lenguaje: “La multiplicación de marcas ortográficas y sintácticas que conduce a una lengua desunida, dispar en su expresión, creando una confusión que roza la ilegibilidad”.

Para Mathieu Avanzi, profesor de Lingüística en la Sorbona, el lenguaje inclusivo es muy resistido por la gente porque emanan del activismo y no de una evolución antural del lenguaje: “Cuando las evoluciones de la lengua se hacen de forma natural, la gente no las ve, cuando responde a una línea militante, siempre causarán problemas entre algunos sectores”.

Desde el gobierno coincidieron con este análisis. En especial la Secretaria de Estado de Educación Prioritaria, Nathalie Elimas, quien aseguró que el lenguaje inclusivo promovido desde los grupos feministas “no es una cuestión menor” que haya que dejar pasar sino que “es un peligro para la educación, la lengua francesa, e incluso para la República”.