Los consulados honorarios en Barcelona fueron creados por la Generalitat para establecer un entramado de evasión de capital y ocultación de pruebas amparados por el derecho internacional. Tal y como denunció Noticiero Universal , la mayoría de cónsules han colaborado -de una u otra manera- al proceso secesionista y al enriquecimiento ilícito de sus líderes.
En esta ocasión ha sido Jordi Manyà uno de los siniestros personajes que lidera la ANC quien, con un tono chulesco y desafiante, ha confesado que las urnas se encuentran a buen recaudo amparadas por la inmunidad diplomática tal como hizo «el gilipollas de wikileaks, Julian Assange cuando se refugió en la Embajada de Londres en el Ecuador». Manyà se jacta de la astucia nacionalista ya que «la policía española no puede entrar en un consulado extranjero». Según publica OKDiario, se han comprado 8.000 urnas y el Govern está jugando al ratón y al gato escenificando actuaciones conducentes a sembrar la confusión entre los investigadores de la policía.
El líder nacionalista ha confesado que no le importa el reconocimiento de países como Nicaragua, El Salvador o Botswana pero sí en cambio Gran Bretaña, China, Francia, Rusia o EEUU y confía en que reconocerán la independencia de Cataluña porque muchos están «hasta el gorro de España».
En Barcelona hay decenas de consulados ubicados en la mayoría en la casa particular de los cónsules. Las sospechas recaen sobre Jordi Sumarroca, amigo íntimo de la familia Pujol y socio comisionista que ayudó a evadir capital de la familia Pujol fuera de España. El exsocio de TEYCO podría haber ocultado en su domicilio, convertido en el consulado de Lituania, cajas de cartón que supuestamente podrían contener parte del cargamento de urnas.
Sin embargo, el consulado de Lituania puede que no sea el único que albergue las urnas. Xavier Vinyals, excónsul de Letonia y presidente de la subvencionada Plataforma Pro Selecciones Catalanas también se sitúa en el punto de mira.
La familia Sumarroca mamporreros del independentismo y de los Pujol
Noticiero Universal ha desplegado un servicio de vigilancia sobre los consulados sospechosos de ocultación de pruebas y evasión de capital. El resultado ha sido la detección, en los últimos meses, de un excesivo movimiento en las casas particulares que, a su vez ejercen de consulados honorarios.
Las pruebas fueron captadas por un discreto dispositivo de periodistas de investigación de este diario que logró fotografiar el trasiego de cajas que realizó -durante los pasados meses de marzo y abril- una empresa de mudanza y que, supuestamente, albergarían documentación comprometida y parte del cargamento de urnas que pretende utilizarse en el referéndum ilegal. El cargamento de urnas habría sido comprado durante el mes de febrero por designación directa.
Según las pesquisas de los reporteros de Noticiero Universal, las cajas fueron llevadas al consulado de Lituania, en la calle Freixas de Barcelona, desde unas naves industriales situadas en las cercanías de Barcelona. Según fuentes cercanas al personal que realizó el traslado de las cajas, gran parte de ellas guardaban -debidamente plegadas- las urnas que pretenden utilizarse el próximo 1 de octubre. Parte de este cargamento sería trasladado posteriormente -mediante valija diplomática- posiblemente a Lituania y Gabón.
Esta versión coincidiría en gran medida con las declaraciones publicadas por OKDiario de Jordi Manyà al confesar que las urnas están escondidas y compradas «en una embajada extranjera».
Hasta Jordi Pujol Ferrusola se planteó comprar el consulado de Gabón
Cónsules Honorarios al servicio de las urnas y de la evasión
La corruptela diplomática ya fue destapada por Rafa Burgos, un sagaz periodista que realizó una profunda investigación sobre los vínculos entre la corrupción y la diplomacia. Producto de su trabajo se publicó un libro titulado L’orgia diplomàtica. Ambaixadors i cònsols al descobert (Pol·len Edicions), en el que se afirma que la corrupción en Cataluña se sostiene sobre cuatro patas:: la política, el mundo financiero, los paraísos fiscales y la diplomacia.
El periodista pone de manifiesto que el mundo diplomático es extremadamente opaco: no hay ninguna transparencia, con el pretexto de la defensa de la razón de Estado. Se han hecho públicos algunos casos de diplomáticos que tenían negocios privados difícilmente compatibles con su cargo público. Los cónsules honorarios, ciudadanos españoles que trabajan sin sueldo al servicio de otros países, obtienen compensaciones en prestigio, privilegios y relaciones sociales. Para no hablar del uso de la codiciada valija diplomática, inviolable, que cruza las fronteras al margen de ningún control (y, aunque se la llame valija, a veces tiene un volumen considerable).
La mayoría de los cónsules honorarios actúan de forma completamente autónoma, ya que el Estado que los ha nombrado no los controla muy bien y el gobierno español no tiene ninguna posibilidad de inmiscuirse en sus asuntos, más allá de retirarles el visto bueno, una medida muy agresiva a nivel diplomático y que sólo se toma en casos excepcionales (recientemente sólo se ha retirado la acreditación execuátur al cónsul de Letonia en Barcelona, Xavier Vinyals, y no por ningún negocio sucio, sino por colgar una estelada en su balcón).
Barcelona, guarida de cónsules honorarios
Barcelona es una de las ciudades del mundo que, sin ser capital de Estado, tiene más delegaciones diplomáticas (sólo es superada por Nueva York y Hong Kong). Incluso hay consulados de países diminutos, y algunas de estas sedes diplomáticas ni siquiera gestionan visados. Muchas dictaduras de países empobrecidos tienen consulados en Barcelona, a pesar de tener muy pocos ciudadanos de su país en Catalunya.
Hay curiosas connivencias entre las grandes familias de la ciudad y los asuntos diplomáticos. Parece que la élite económica de la ciudad es, también, la que tiene un papel más destacado en la diplomacia, tanto a nivel de funcionarios, como entre el personal de los consulados honorarios. Ser hijo de alguien es, todavía, una ventaja clara a la hora de acceder a cargos consulares.
Negocio de barrios altos
El mundo de los cónsules es un mundo de barrios altos; es gente que se mueve en un universo de lujo y ostentación. Entre las familias citadas en el libro se incluyen los Trias de Bes, los Guardans Cambó, los Rubert de Ventós… Muchos de los individuos citados, además de tener cargos diplomáticos, ocupan cargos directivos, no sólo en empresas privadas, sino también en empresas públicas o con participación pública. Y en La orgia diplomàtica también se constatan las relaciones turbias de algunos gobiernos autoritarios con Catalunya. Se cita el caso del dictador gabonés Omar Bongo (muerto en Barcelona en el 2009), y el del presidente kazako, Nursultan Nazarbaïev, que tiene casa en Lloret.
Un diplomático para cada escándalo
Rafa Burgos, en L’orgia diplomàtica, hace un vaciado exhaustivo de nombres de personajes y empresas relacionados con negocios turbios. Localiza 1.480, que el lector puede localizar en un práctico índice onomástico.
En todos los grandes casos de corrupción se encuentra el vínculo con algún diplomático. Jordi Pujol Ferrusola intentó conseguir el puesto de cónsul honorario del Gabón, pero no lo consiguió.
En cambio, Jordi Sumarroca, también supuestamente implicado en el caso del 3%, es cónsul honorario de Lituania. Joan Gaspart, ex presidente del Barça y uno de los mayores deudores del Estado español, fue cónsul honorario de las islas Seychelles. En el caso Pretoria estuvo implicado Aquilino Mata Mier, cónsul honorario de Kazajistán. Y muchos personajes vinculados a los consulados aparecieron a la lista Falciani.
Hay casos todavía más escandalosos: el reciente cónsul en México, Fidel Herrera, fue acusado de estar implicado en la mafia de los cárteles de la droga y, finalmente, ha sido cesado por la venta de medicamentos falsos para el cáncer en su país natal.
La presidenta de Coca-Cola European Partners, Sol Daurella es nacionalista declarada y cónsul de Islandia
Resulta más que sospechoso que los cónsules sean personas muy ocupadas, que carecen de tiempo para dedicar al cargo. Cuando se tira del hilo es fácil toparse con extraños intereses económicos, relaciones con ideologías políticas nacionalistas y puertas giratorias. Muchos de los cónsules honorarios ejercen de empresarios y, al mismo tiempo, realizan negocios millonarios con los países que representan.
Los cónsules honorarios que ponen su cargo al servicio del nacionalismo son, por ejemplo: Sol Daurella, presidenta de Coca-Cola Europan Partners y cónsul de Islandia, José Manuel Basáñez, ex consejero de Economía de la Generalitat, ex presidente de compañías como Acesa o Caprabo y cónsul de Singapur, o Andrés Carasso, delegado de Iberdrola en Cataluña y cónsul de Costa de Marfil o Jordi Puig, exconstructor nacionalista y actual cónsul de Filipinas.
Rafa Burgos explica que: “Muchos son cónsules de dictaduras africanas y paraísos fiscales, con los que además tienen negocios. Gaspart, que es uno de los principales deudores a la Hacienda española, representa a un paraíso fiscal como las islas Seychelles. O personas que aparecen en la lista Falciani como el fallecido en 2016 Juan de Dios Dexeus, cónsul de Luxemburgo, o Ramón Palou, cónsul de Guinea Bissau. Cuando investigas casos de corrupción, casi siempre te acabas encontrando con un cónsul o un embajador”.